«Para García Solá, las necesidades se vislumbran más claramente al alejarse del centro del país»

El chaqueño, integrante del Directorio del Conicet en representación del agro, plantea que es necesario el acercamiento de la red a las provincias para articular con el medio productivo.

Uno de los directores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, el doctor Manuel García Solá -quien tiene a su cargo además la Red de Seguridad Alimentaria (RSA) del Conicet-, expuso que uno de los desafíos es la federalización de la Red. El también vicerrector de la Universidad del Chaco Austral anticipó que habrá un encuentro con el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (Cofecyt) «para ponernos a disposición de las provincias, ya que cuanto más nos alejamos del centro del país, más se vislumbran las necesidades».

El doctor Manuel García Solá, director de la Red de Seguridad Alimentaria del Conicet. (Fotografía Conicet/Verónica Tello).

Destacó como importante que la RSA evalúe las condiciones de riesgo de las distintas regiones de la Argentina. «Por ejemplo, la gripe aviar que pueden contraer las aves silvestres y en su época de migración aumentan las posibilidades de contagiar a aves de corral es un tema central en la Patagonia, que se puede trasladar hacia el resto del territorio nacional, y estamos avanzando con el Senasa en una evaluación del riesgo que pueden conllevar esas migraciones» explicó.

García Solá detalló que «la articulación con otros organismos es central, y la ventaja de la Red es que tiene una estructura abierta y plural, por lo que ante las demandas desde la RSA tenemos una gran flexibilidad para incorporar especialistas del Conicet y de otros organismos de ciencia y tecnología como Senasa, INTI, INTA, CNEA, universidades, entre otros, y de la actividad privada».

Calificó de fundamental «la articulación con las provincias y los municipios» como quedó plasmado «en el trabajo que se hizo desde la Red ante la demanda de vecinos autoconvocados y contaminados por polvo de carbón en los municipios de Ensenada, Berisso y La Plata. Otro ejemplo es la naciente industria ictícola argentina, un mercado que no tiene techo y enfrenta una serie de desafíos que es necesario respaldar».

Remarcó que desde la Red tienen un diálogo fluido con la producción y el complejo agroindustrial, los eslabones entre la demanda y los proveedores de las materias primas.

A nivel global, la seguridad alimentaria es una herramienta fundamental en esta etapa de reconfiguración del mundo donde se usan restricciones sanitarias como barreras para- arancelarias por parte de los países centrales. Sobre este tema precisó que «en este momento la Comisión Económica de la Unión Europea a través de la Resolución 1115/23 les puso fecha de inicio, el 1º de enero de 2025, a las restricciones para ingresar en su mercado exportaciones de materias primas, como en nuestro caso serían la madera, la soja o la carne, y si Argentina no demuestra que es un país de bajo riesgo de deforestación, nuestras exportaciones hacia la UE serán sancionadas, y en particular las provenientes de la región Norte del País». 

Destacó García Solá que este «es un avance de los países del hemisferio norte para limitar con barreras para-arancelarias las exportaciones de materias primas de los países productores. Por eso es importante que desde Argentina tengamos nuestras propias evaluaciones de riesgo, como ya lo estamos haciendo a pedido del Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina».

«En base a su perfil, tipo de acciones y actividades, esta red articulará con la Gerencia de Vinculación Tecnológica del Conicet y los recursos generados, como por ejemplo a partir de convenios, asesorías y Servicios Tecnológicos de Alto Nivel, serán administrados por la Fundación Innova-T. «Desde el Conicet y su GVT se ha hecho un trabajo excepcional de transferencia de tecnologías al sector privado, apuntalando la inserción a través de las empresas de base tecnológica de los investigadores y tecnólogos en las empresas» destacó García Solá.

Aseguró que «se puso de manifiesto en la pandemia la importancia de tener los vasos comunicantes abiertos con el sector privado, de manera que la producción de conocimiento que se genera en los institutos del Conicet fluya. En buena medida inocuidad y riesgo sanitario se trabajan en distintos institutos del Conicet en diferentes puntos del país, y en lugar de solaparse y superponerse es necesario que se complementen y articulen», reflexionó el exministro de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.

LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS ES EL FUTURO

El director del Conicet, apoyándose en datos de FAO, Banco Mundial y del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), precisó que «para 2050 la población mundial será de 9000 millones de seres humanos; se calcula que en los próximos 50 años la demanda de alimentos será equivalente a todo lo consumido por la Humanidad en los 7000 años precedentes, y que la urbanización que acompaña ese crecimiento implicará un brutal incremento del consumo de proteínas, mientras la tierra en la que se producen esos alimentos es un recurso fijo, por lo que en el futuro próximo solo el 25% de los alimentos que se consuman provendrá de la explotación de nuevas tierras, mientras el 75% serán productos de nuevas tecnologías aplicadas a la producción. Garantizar la seguridad alimentaria que producen nuestras cadenas productivas es neurálgico para nuestra competitividad global y la calidad de vida de nuestro pueblo». 
Concluyó García Solá que «Argentina, a través de su más prestigiosa institución de investigaciones y desarrollos científicos y tecnológicos, ha estado a la altura de los desafíos creando junto a las otras instituciones del sistema científico y tecnológico esta Red de Seguridad Alimentaria que tiene un gran prestigio en el mundo para respaldar nuestra producción alimentaria».