La prensa nacional revive la historia de un asesino que impactó al Chaco

Luis Raúl Menocchio organizó el brutal homicidio de Manuel Roseo, el terrateniente que vivía como un peón en Castelli. No fue la única víctima, hubo varias más dentro y fuera del país.

«A los habitués de la vida nocturna de Posadas, Misiones, en la década de los «80, no les costaba identificar a Luis Raúl Menocchio como un Isidoro Cañones de carne y hueso. Alto, pintón y siempre bien empilchado, la jugaba de playboy y no le iba mal con eso».

Así comienza un extenso artículo sobre Luis Raúl Menocchio publicado por el diario digital Infobae, con la firma de Daniel Cecchini. La lista de andanzas criminales del «hombre de las mil caras» incluye al Chaco, ya que fue aquí donde resultó condenado por el brutal asesinato de Manuel Roseo, el singular inmigrante italiano que vivía en Castelli en la mayor austeridad mientras que era, al mismo tiempo, uno de los mayores terratenientes de la Argentina.

HISTORIA DE PELÍCULA

«No vaciló en convertirse en un asesino que, para conseguir dinero, dejó un reguero de muertes de un lado y del otro de la frontera entre la Argentina y Paraguay», señala el artículo. Tras negocios turbios en Encarnación, se instaló en Asunción. En la noche del 15 de agosto de 2004, el «Gusano» fue a cobrar una deuda a Eduardo Fidel Maciel, propietario de «Puerto Madero», uno de los locales nocturnos más famosos de la época.

En la madrugada, Menocchio, Maciel y la novia de este, Graciela Méndez, de 19 años, salieron del local y se subieron a la camioneta del «Gusano». Fue la última vez que se vio con vida a la pareja. Once días más tarde, unos vecinos de Laguna Grande, cerca de la ciudad de Fernando de Mora, encontraron dos tambores de 200 litros semisumergidos cerca de la orilla del espejo de agua. Estaban sellados con cemento y despedían un fuerte un olor fétido. Era la pareja. Habían muerto de varios disparos. Menocchio huyó a la Argentina.

OTRA VÍCTIMA

En Buenos Aires, el prófugo se sometió a una serie de cirugías estéticas para cambiar su rostro y borró parcialmente sus huellas digitales con ácido. Con ese nuevo aspecto se hizo de un documento falso a nombre de Hugo Jara. Así nació el sobrenombre de «El hombre de las mil caras». «Se hizo pasar como chef de alta escuela y así lo conoció el productor cinematográfico Claudio Nozzi, con quien trabó rápida amistad», dice la nota.

A principios de marzo de 2005, la familia de Nozzi denunció a la Policía que hacía varios días que no tenía noticias de él. Como el hombre no aparecía por ningún lado, la Policía envió una patrulla al yate, que estaba atracado en Corrientes.

«El supuesto Jara estaba todavía prestando declaración en una comisaría correntina cuando llegó la información de un cadáver carcomido por los peces que se había encontrado en un banco de arena. El cuerpo tenía cadenas y dos anclas en las piernas, pero quedó al descubierto por la bajante del agua». Era Nozzi. Se descubrió que Jara era Menocchio.

EL CHACO

Menocchio, luego, se cruzaría en el camino de Manuel Roseo, el extraño terrateniente nacido en Italia que desde los ‘70 vivía en Castelli, Chaco. Tenía 250.000 hectáreas pero vivía con la austeridad de un peón rural. NORTE fue el único medio que logró entrevistarlo. Vivía con Nelly Bartolomé, de 73 años. Menocchio le dijo que trabajaba como intermediario y le hizo una oferta para comprar los campos.

La mañana del 13 de enero de 2011, Menocchio llegó a la casa de Roseo. Lo acompañaban dos sicarios que golpearon a Roseo y a su cuñada, y los asfixiaron. Luego se fueron. «Cuando lo atraparon ya había hecho un boleto de compraventa por las miles de hectáreas. Dijo que había pagado 40 millones de dólares, aunque se demostró que esa operación nunca existió», explicó después Carlos del Corro, abogado de los herederos de Roseo.

En 2012, Menocchio fue sentenciado a cadena perpetua por el homicidio del productor de cine Claudio Nozzi, y un año después recibió otra perpetua por los crímenes de Manuel Roseo y Nélida Bartolomé. Quedó en una cárcel de Sáenz Peña, pero tras un intento de fuga fue trasladado al penal de Rawson. «Todavía permanece allí y, si alguna vez llega a salir, «El hombre de las mil caras» deberá enfrentar su extradición a Paraguay, donde aún siguen impunes sus dos primeros asesinatos», señala el artículo.