Micaela Camino, bióloga

«Se deforesta para reemplazar por soja o pasturas, que destruye el ecosistema»
Una investigadora premiada por su trabajo en la provincia se refirió a la problemática del desmonte y planteó una propuesta para gestionar las áreas protegidas.
Hace más de una década, la bióloga Micaela Camino trabaja en el Chaco Seco, una de las regiones más biodiversas y amenazadas del país. La investigadora del Conicet y activista por los derechos ambientales y territoriales este año fue reconocida por la provincia con el premio nacional Berta Cáceres.
En una entrevista con NORTE, la referente en conservación socialmente inclusiva reflexiona sobre los problemas urgentes de la región, el rol de los pueblos indígenas y el rumbo que debería tomar una agenda provincial que aún está en deuda con la naturaleza y con su gente.
«El desmonte no es sacar un palo, dos palos o tres árboles. Son hectáreas y hectáreas que requieren mucha maquinaria, mucha inversión y que realmente remueven el ecosistema natural para poner un sistema artificial de producción industrial, como puede ser soja o pasturas para vacas», describe al asegurar que hay abundante evidencia.
ÁREAS PROTEGIDAS
En cuanto al modelo de áreas protegidas señala que no alcanzan para cuidar la biodiversidad. «Son esenciales, sí, pero para funcionar bien necesitan bosques de alrededor y de ecosistemas naturales que los rodeen. Esos bosques están en territorios indígenas y criollos, que en el caso de las tierras indígenas con tenencia segura, funcionan como barreras al desmonte», contextualiza.
Para la bióloga, el papel de las comunidades locales es central: «Tenemos que saber que tienen derechos, y que si están garantizados no son solo aliados, sino que pueden ser líderes de la conservación en sus territorios».
Camino asegura que la provincia tiene en sus manos «la enorme oportunidad de un verdadero desarrollo sustentable», ya que ubica como protagonistas a quienes habitan el territorio.
Otro problema que debería ser una prioridad es la cacería indiscriminada
La investigadora del Conicet también se refirió a la cacería indiscriminada como un problema muy grande en la región: «Y no hablo de la caza de subsistencia, para comer, que es algo que no debería cuestionarse, sino de gente que lleva freezers al bosque para llevarse todos los animales que pueden», compara.
Sobre los casos de caza indiscriminada advierte que el daño es profundo. «Le quita las proteínas de la boca a alguien que quizás las necesitaba para nutrirse realmente».
«Y si ese animal silvestre no se mataba, también era necesario que siga en pie, porque cada vez quedan menos ejemplares», planteó.
Entre las especies amenazadas menciona a especies autóctonas como pecaríes, antas, tapires, ciervos y armadillos como el quirquincho.
El problema se agudiza al combinarse con el desmonte: «Hay evidencia hoy día de que es muy grave el impacto de la cacería en la biodiversidad, sobre todo combinada con el desmonte».
«Para mí, es un tema que tiene que estar entre las prioridades de la agenda provincial. No puede ser que sea tan difícil de resolver».