Consumo de Carne Roja en Argentina: Hasta un 70% Menos de lo Recomendado por la Crisis Económica

Una encuesta nacional revela una caída drástica en el consumo de carne roja, frutas y verduras, con un aumento en productos altos en carbohidratos y azúcares, reflejando la pérdida de poder adquisitivo. Expertos advierten sobre las consecuencias en la nutrición, especialmente en niños y adolescentes.
Resistencia, Chaco – 27 de agosto de 2025. Una encuesta nacional realizada por el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas, dependiente del Centro de Almaceneros de Córdoba, expone una preocupante disminución en el consumo de alimentos nutritivos en Argentina, con una caída de hasta un 70% en el consumo de carne roja respecto a lo recomendado nutricionalmente. Según Germán Romero, titular del instituto, esta tendencia, impulsada por la pérdida de poder adquisitivo, ha llevado a las familias a priorizar productos más baratos y ricos en carbohidratos, como pan, arroz, fideos y papas, en detrimento de proteínas, fibras y calcio esenciales para una dieta equilibrada.
Una Brecha Nutricional Agravada por la Crisis
El estudio, basado en 3.750 encuestas realizadas en todas las provincias y contrastado con la tabla nutricional del INDEC, revela una “brecha profunda” entre lo que las familias argentinas consumen y lo que necesitan para una alimentación equilibrada. “Nos encontramos con una brecha profunda entre lo que se recomienda y lo que realmente hoy se está comiendo en el hogar argentino, en función de la pérdida de poder adquisitivo”, afirmó Romero en diálogo con Radio UNNE.
Los datos son alarmantes:
- Carne roja: El consumo ha caído hasta un 70% por debajo de lo recomendado, afectando cortes como asado, molida especial y los destinados a milanesas. Esta tendencia se alinea con informes previos que señalan una disminución del consumo de carne vacuna a 44,8 kg per cápita en 2024, el nivel más bajo en un siglo, según la Bolsa de Comercio de Rosario.
- Pollo: Aunque más económico, su consumo está un 21% por debajo de lo recomendado, a pesar de haber reemplazado parcialmente a la carne roja. En 2024, el consumo de pollo alcanzó los 44,3 kg per cápita, según el mismo informe.
- Frutas y verduras: El consumo de frutas cayó un 54% en bananas, 27% en mandarinas y 60% en manzanas. Las verduras y hortalizas también se ven afectadas, con un aumento del 28% en el consumo de papas como sustituto más económico.
- Carbohidratos y azúcares: Se registra un incremento del 20% en pan, 25% en arroz y fideos, 30% en azúcar, 13% en yerba y 25% en té, lo que refleja una dieta basada en productos “llenadores” y de bajo costo.
Romero destacó que “hay familias que comen lo que pueden”, priorizando alimentos baratos que generan saciedad, pero que comprometen la calidad nutricional. “Se buscan productos más baratos y más llenadores, porque el dinero no les alcanza para hacer una vida equilibrada”, explicó.
Impacto en la Salud y el Desarrollo
El informe advierte sobre las graves consecuencias de esta dieta desbalanceada, especialmente en niños y adolescentes. “Estamos reunidos con profesionales de la nutrición, que nos advierten sobre la gravedad del problema en el desarrollo de la infancia y la adolescencia, donde es fundamental el consumo de proteínas, fibras, de calcio; hoy no lo estamos encontrando”, señaló Romero. La falta de nutrientes esenciales puede afectar el crecimiento, el desarrollo cognitivo y la salud a largo plazo, agravando problemas como la malnutrición y la obesidad, que ya se observan en aumento en Argentina.
El aumento en el consumo de azúcar y carbohidratos, combinado con el recorte de porciones y la sustitución de comidas por infusiones y pan, refleja una etapa crítica. “Muchas veces la infusión con una gran cantidad de pan reemplaza habitualmente una cena o un almuerzo”, lamentó Romero, señalando que esta práctica se ha intensificado en los últimos cinco años, coincidiendo con una inflación acumulada que alcanzó el 280% en mayo de 2024 y un nivel de pobreza que afecta al 50% de la población.
Contexto: Una Crisis Económica que Redefine la Dieta Argentina
La caída en el consumo de carne roja y otros alimentos nutritivos es un reflejo directo de la crisis económica que atraviesa Argentina. Desde noviembre de 2023, el país ha perdido 15.564 pymes y 223.537 empleos formales, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), lo que ha reducido drásticamente el poder adquisitivo. En el Chaco, la situación es similar, con 733 empresas cerradas y 4.699 empleos formales perdidos, según Politikon Chaco. Esta contracción ha llevado a las familias a priorizar productos de segunda y tercera marca, y en muchos casos, a reducir la ingesta de alimentos esenciales.
El aumento en el consumo de pollo y cerdo, que en 2024 alcanzó niveles récord según la Bolsa de Comercio de Rosario, responde a su menor costo en comparación con la carne vacuna, aunque no logra compensar la brecha nutricional. Informes previos, como los de Reuters y el Buenos Aires Herald, confirman que los argentinos han migrado hacia carnes más baratas y alimentos como pasta y papas, con un consumo total de carne (vacuna, aviar y porcina) cayendo a 105,7 kg per cápita en 2024, 7 kg menos que el promedio de la última década.
Perspectivas: Un Llamado a la Acción
La situación nutricional expuesta por el informe subraya la urgencia de políticas públicas que aborden la pérdida de poder adquisitivo y promuevan el acceso a alimentos de calidad. Romero destacó que la subnutrición, aunque no es un fenómeno nuevo, se ha agudizado en los últimos años, exacerbada por medidas económicas como la apertura importadora y la eliminación de controles de precios, que han encarecido productos esenciales. Propuestas legislativas como las de Fuerza Patria y el Frente Integrador, que buscan desde el Congreso bajar impuestos y reactivar el empleo, podrían mitigar estos efectos, pero requieren consenso político en un contexto de fragmentación.
En el Chaco, iniciativas como el convenio entre Machagai y la Uncaus para formar profesionales y el proyecto de la EFA 2 de El Zanjón demuestran el potencial de la educación y la integración local para generar oportunidades. Sin embargo, sin medidas que reviertan la caída del consumo y la precarización laboral, la dieta de los argentinos seguirá deteriorándose, con consecuencias a largo plazo para la salud pública.
Actualización: El Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas planea publicar un informe detallado con los datos completos de la encuesta en las próximas semanas.