Amenaza de nanopartículas en botellas de plástico.

Tardan siglos en degradarse, pero sueltan fragmentos pequenísimos todo el tiempo.

Los microplásticos, fragmentos que van desde los 5 mm hasta otros de una mil millonésima de mm, 50 veces más finas que un cabello humano, han centrado la atención últimamente. Ahora se sabe que el plástico se puede seguir dividiendo en fracciones aún menores, casi hasta el infinito.

El consumo de botellas de plástico a nivel mundial fue de 480.000 millones de unidades al año pasado.

Los nanoplásticos, de hasta 100 mil millonésimas de metro, son tan pequeños que pueden atravesar todos los tejidos humanos, viajar por el torrente sanguíneo y llegar al cerebro, a los pulmones o a la placenta de las embarazadas.

Ahora se sabe que el plástico se puede dividir en fracciones cada vez más pequeñas, casi hasta el infinito.

Ahora, investigadores de la Universidad de Columbia publicaron en la revista científica PNAS un estudio sobre la existencia de nanoplásticos en el agua embotellada, de qué tipo y en qué cantidades. Empleando una técnica llamada «microscopía de dispersión estimulada Raman», uno de cuyos inventores es Wei Min, coautor del estudio, detectaron que, de media, en cada litro se podía encontrar alrededor de unos 250.000 de estos microtrocitos de plástico. Uno de los componentes más frecuentes encontrados entre estos nanoplásticos fue el PET (tereftalato de polietileno), el material del que suelen estar hechas las botellas de plástico. Según los responsables del estudio, estas partículas se pueden desprender cuando las botellas se calientan, cuando se estrujan, o al abrir y cerrar el tapón.