«Bullying y Ciberbullying: Un Problema Global en Aumento»

Especialistas advierten que no se trata de un fenómeno que involucre solo a los menores, sino también a sus entornos adultos.
Según Unicef, los conceptos de acoso escolar y bullying son sinónimos y definen «la conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro de forma negativa, continua e intencionada». Se trata, principalmente, de agresiones físicas o verbales, exclusión social, acoso sexual y derivaciones de ellas como extorsión, robos, difamación o creación de rumores.

En tanto, el ciberacoso o ciberbullying es «una variante del acoso que se produce a través de internet. El acosador tiene sensación de anonimato y las consecuencias son más difíciles de evaluar», marca Unicef.
En ese sentido, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un documento sobre bullying, acoso escolar y ciberbullying en el que destacó que estas situaciones requieren de la intervención de las personas adultas, especialmente de los cuidadores de los niños, niñas y adolescentes (NNA, por las tres iniciales) involucrados, los docentes, los equipos de orientación escolar o de los gabinetes psicopedagógicos, y el personal directivo de la institución educativa.
MUCHOS CASOS
El trabajo señala que el bullying y el ciberbullying «comprenden situaciones violentas entre pares que pueden consistir, entre otros, en conductas de hostigamiento, agresiones, intimidaciones, situaciones de burlas o indiferencia, ya sea en el ámbito escolar o en los entornos digitales». Estas problemáticas incluyen a quien es agredido y a quien o quienes agreden, así como también a los otros pares que son testigos como observadores o alentadores -aun sin proponérselo-. También interpelan a los adultos responsables del lugar donde ocurren y a los padres o cuidadores de todos los NNA involucrados.
«Los adultos tenemos la responsabilidad de no admitir ni avalar ningún tipo de situación violenta, mientras que los pediatras podemos colaborar en la detección del bullying y acompañar y asesorar a las familias para la articulación de acciones con la escuela. En los casos más severos, cuando se detecta riesgo para sí o gran afectación emocional o sintomática, se debe considerar la derivación con profesionales de salud mental. No es adecuado pedirle a los NNA que sufren bullying, que enfrenten la situación, devuelvan la agresión o la minimicen», analizó el doctor Juan Pablo Mouesca, médico pediatra y psiquiatra infanto-juvenil, miembro de la SAP.
Las cifras estadísticas marca una preocupante expansión de estas prácticas, que involucran a víctimas y victimarios para también a los entornos.
Acoso y ciberacoso son una pandemia mundial
Cifras inquietantes sobre su alcance
Según las últimas estadísticas mundiales publicadas por la ONG Bullying Sin Fronteras en abril de 2023, siete de cada 10 niños sufren todos los días algún tipo de acoso y ciberacoso. Además, Argentina ocupa el quinto lugar entre los países del mundo con mayor cantidad de casos de bullying y ciberbullying, con un reporte anual de 50.250 casos.

Asimismo, en las pruebas Aprender 2021, respecto de las situaciones de violencia experimentadas en las escuelas por los estudiantes del 6° grado del nivel primario, se registraron algunas cifras preocupantes: el 42,9% manifestó que algunas o muchas veces otros estudiantes dijeron mentiras sobre ella o él; 36% identificó que otros estudiantes la o lo insultaron; 32,5% señaló que otros compañeros se burlaron; 29,5% informó que les dejaron de lado a propósito; 23,6% dijo que otros estudiantes le quitaron sus cosas o las rompieron; 22,6% señaló que otros estudiantes pidieron a compañeras o compañeros que no se junten con ella o él; 16,1% de los estudiantes afirmó que algunas o muchas veces otros estudiantes lo agredieron físicamente y 12,6% señaló que muchas o algunas veces, otros estudiantes lo amenazaron o insultaron a través de las redes sociales.
En tanto, la encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 (Sexta ronda) de Unicef en Argentina relevó que el 19% de los hogares conoce casos de bullying y/o acoso en las instituciones escolares; el 13% de los hogares informa que al menos uno de sus hijos o hijas fue objeto de bullying o acoso en la escuela.
Los números son claros: las situaciones crecen pese a las campañas en marcha.
Las agresiones no tienen límites horarios
En el informe de la Sociedad Argentina de Pediatría, los especialistas plantearon que en los casos de ciberbullying, «los NNA por lo general están en permanente contacto con los dispositivos electrónicos para mantenerse al día sobre las publicaciones que hacen sobre ellos en las redes sociales y otros medios. Es habitual que se aíslen para visualizar los mensajes».
Una de las diferencias entre el bullying y el ciberbullying es la velocidad con que llegan los mensajes agresivos. Pueden ser enviados a cualquier hora y desde cualquier sitio, lo que amplifica las dimensiones del daño. Es fundamental reconocer que, aunque la agresión se haya dado en entornos virtuales, el daño existe y la violencia es real. Y agregaron: «Estos contenidos malintencionados permanecen en el ciberespacio y dejan una huella que difícilmente pueda ser borrada. Además, el entorno virtual le otorga al agresor el anonimato. El acosador tiene otro perfil: es más astuto, no suele tener problemas con la autoridad ni con los adultos y en términos generales suele ser un buen alumno y muchas veces todos estos hechos ocurren fuera del ámbito escolar».