Crisis de las Panaderías en Resistencia, Chaco: Reclamos del Centro de Industriales Panaderos

Resistencia, 19 de agosto de 2025 – El sector panadero en Resistencia enfrenta una crisis severa, marcada por deudas estatales impagas, competencia desleal de comercios informales, caída del consumo y una falta de controles efectivos, según denunció Ricardo Eiden, secretario del Centro de Industriales Panaderos del Chaco, en diálogo con Diario Norte. La situación ha llevado al cierre de panaderías emblemáticas, como La Espiga de Oro tras 92 años de actividad, y pone en riesgo la continuidad de numerosos locales artesanales, con un impacto directo en el empleo y la economía local.
Contexto de la crisis
El sector panadero, históricamente arraigado en los barrios de Resistencia, atraviesa una crisis prolongada que se ha agudizado en los últimos años. Según Eiden, la combinación de factores económicos y estructurales ha generado un escenario crítico:
- Deudas estatales: Muchas panaderías son proveedores de instituciones públicas, como hospitales, escuelas y comedores, pero enfrentan atrasos significativos en los pagos por parte del Estado. Esto afecta su liquidez y capacidad para cubrir costos operativos, como salarios y servicios.
- Caída del consumo: La contracción económica ha llevado a las familias a reducir la compra de panificados, optando por alternativas caseras o productos de menor costo. Eiden señaló que esta tendencia se profundizó, afectando incluso a panaderías tradicionales con décadas de trayectoria.
- Competencia desleal e informalidad: La proliferación de emprendimientos no habilitados, que operan sin controles sanitarios, laborales ni impositivos, permite ofrecer productos a precios más bajos, perjudicando a las panaderías formales que cumplen con las normativas.
Cierres emblemáticos
Un ejemplo destacado es el cierre de La Espiga de Oro en mayo de 2025, una panadería con 92 años de historia en Resistencia. Este caso refleja la gravedad de la situación, que también se observa a nivel nacional: según la Cámara de Industriales Panaderos (CIPAN), más de 1.400 panaderías cerraron en Argentina desde diciembre de 2023, con una caída del 50% en las ventas de pan y del 78% en facturas y pastelería.
Reclamos del Centro de Industriales Panaderos
El Centro de Industriales Panaderos del Chaco, liderado por Diego Ballesta (presidente) y Ricardo Eiden (secretario), emitió un documento con demandas urgentes para revertir la crisis:
- Pago inmediato de deudas estatales: Exigen que el gobierno provincial y las instituciones públicas salden los montos adeudados a las panaderías que proveen productos a organismos estatales.
- Controles estrictos a la informalidad: Solicitan una mayor fiscalización por parte de las autoridades municipales y provinciales, especialmente en el área de Bromatología e Inspección General, para combatir la venta de productos en comercios no habilitados, como puestos callejeros o repartos informales en vehículos particulares.
- Diálogo con los gobiernos: Piden la apertura de mesas de trabajo con los gobiernos provincial (bajo el gobernador Leandro Zdero) y nacional para diseñar políticas que apoyen al sector, como incentivos fiscales o programas de asistencia, similares a los implementados en 2023 bajo el programa Chaco Ahorra.
- Protección del empleo: Advierten que la continuidad de la crisis podría derivar en una pérdida masiva de empleos registrados, ya que las panaderías artesanales son intensivas en mano de obra. Eiden destacó que algunos asociados enfrentan dificultades para pagar salarios, lo que pone en riesgo la estabilidad laboral de cientos de trabajadores.
Impacto de la informalidad
La competencia desleal es uno de los principales problemas señalados por el Centro. Los comercios informales, que no pagan impuestos, tasas municipales ni cumplen con acuerdos salariales, operan con costos significativamente menores, lo que les permite vender a precios más bajos. Según Eiden, esta situación es «alarmante» y se ha intensificado en los últimos meses, afectando a panaderías históricas. A nivel nacional, la Federación Argentina de la Industria del Pan (FAIPA) estima que hasta el 40% de la actividad panadera opera en la informalidad, lo que también genera riesgos sanitarios por la falta de controles bromatológicos.
En Chaco, el Centro ha trabajado con la Municipalidad de Resistencia para implementar regulaciones más estrictas, incluyendo controles de higiene y habilitaciones, pero Eiden subrayó que la fiscalización sigue siendo insuficiente. En 2020, el Centro ya había denunciado la venta ambulante en vehículos sin identificación, una práctica que persiste y afecta la rentabilidad de los comercios formales.
Impacto económico y social
Las panaderías artesanales de Resistencia son un pilar de la economía local, generando empleo directo en los barrios y manteniendo una tradición cultural. Eiden describió al sector como «muy noble» y con un fuerte arraigo, pero advirtió que su sostenibilidad está en riesgo. A nivel nacional, el cierre de panaderías ha resultado en la pérdida de miles de empleos, con estimaciones de 80.000 puestos de trabajo afectados entre 2018 y 2019, según iProfesional. En Chaco, la situación es igualmente preocupante, con panaderías que enfrentan costos operativos crecientes (electricidad, gas, harina, margarina) y una caída del consumo del 50% en pan y hasta el 78% en productos de confitería.
El aumento de los insumos agrava la situación. Por ejemplo:
- La bolsa de harina de 25 kilos subió un 10% en semanas recientes, según la Federación Industrial Panaderil de Buenos Aires (FIPPBA).
- El cajón de huevos pasó de $50.000 a $80.000 en quince días.
- Los costos de energía, como la electricidad, alcanzan hasta $5 millones por mes para una panadería promedio con 12-13 empleados.
Medidas propuestas y antecedentes
El Centro de Industriales Panaderos ha mantenido reuniones con autoridades municipales y provinciales para abordar la informalidad y los costos operativos. En 2020, se acordó con la Municipalidad de Resistencia intensificar los controles bromatológicos y de habilitaciones, pero los resultados han sido limitados. En 2023, el gobierno provincial, bajo la gestión de Jorge Capitanich, implementó el programa Chaco Ahorra, que incluyó incentivos para reducir los costos de producción y el precio del pan, además de propuestas para reactivar una escuela de panadería para capacitar profesionales. Sin embargo, estas iniciativas no han sido suficientes para contrarrestar la crisis actual.
A nivel nacional, el sector panadero ha solicitado medidas como la reducción de cargas patronales y la desvinculación del precio del pan del valor internacional de la harina, que representa entre el 18-30% del costo del producto. En Chaco, el Centro insiste en la necesidad de un programa integral que combine alivio fiscal, controles efectivos y apoyo crediticio para evitar más cierres.
Conclusión
La crisis de las panaderías en Resistencia, denunciada por Ricardo Eiden y el Centro de Industriales Panaderos del Chaco, refleja un problema estructural que combina deudas estatales, competencia desleal, caída del consumo y aumentos de costos. El cierre de panaderías emblemáticas como La Espiga de Oro y la amenaza de más cierres subrayan la urgencia de medidas concretas por parte de los gobiernos provincial y nacional. La proliferación de la informalidad, agravada por la falta de controles sanitarios, laborales e impositivos, no solo afecta la rentabilidad de los comercios formales, sino que también pone en riesgo la seguridad alimentaria y el empleo registrado. La respuesta de las autoridades será clave para preservar un sector que es pilar económico y cultural de los barrios chaqueños.