«Dermatitis Atópica: Un Asunto que No se Debe Subestimar y su Impacto en la Calidad de Vida»

Es una enfermedad inflamatoria crónica muy extendida. La padecen uno de cada cinco niños y uno de cada diez adultos. 

La dermatitis atópica es la forma más común de eczema y para muchas personas puede parecer simplemente una afección que irrita y produce picazón en la piel, pero es una enfermedad inflamatoria crónica, compleja y de gran alcance, causada por una desregulación del sistema inmunológico que realmente puede debilitar tanto física como mentalmente a los millones de personas afectadas.

Es una enfermedad compleja y de gran alcance que se manifiesta con irritación y picazón de la piel. Llega a afectar la autoestima y la vida social.

Más de uno de cada cinco niños y uno de cada diez adultos tienen dermatitis atópica, lo que la convierte en una de las afecciones médicas más frecuentes. De ese total, alrededor de la mitad representa la variante moderada a severa. A esta comunidad de pacientes, durante décadas, los dermatólogos y alergistas no podían brindarles respuestas satisfactorias; no lograban controlar su enfermedad y los tratamientos sistémicos que existían eran poco eficaces o tóxicos y no podían indicarse a largo plazo.

Hoy la situación es diferente y distintos referentes destacan este punto. «Es cierto que hoy contamos con mejores herramientas para controlar esta enfermedad en los casos más complejos, pero todavía tenemos que trabajar los pacientes, los médicos y la comunidad en su conjunto en reconocer adecuadamente, y otorgarle la trascendencia que se merece, al verdadero impacto que esta enfermedad tiene en la vida de los pacientes, porque a veces este se invisibiliza, aunque atraviesa toda la realidad de una persona y de sus seres queridos. Esto es lo que los pacientes nos refieren todos los días en el consultorio», sostuvo el doctor Claudio Parisi, especialista en Alergia e Inmunología y ex presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).

LESIONES RIESGOSAS

Para la doctora María Eugenia Abad, presidenta de la Sociedad de Dermatología Pediátrica para Latinoamérica (SDPL), «si bien la mayoría de los pacientes enfrentará brotes ocasionalmente y estos serán manejables, aquellos con casos más crónicos y severos pueden sufrir picazón intensa y persistente, con lesiones cutáneas que pueden cubrir gran parte del cuerpo y, en ocasiones, infectarse».

La picazón, el dolor y las infecciones en la piel impactan en la calidad de vida, la autoestima y en las relaciones interpersonales y pueden conducir a una compleja sumatoria de problemas adicionales invisibles, como insomnio, depresión, ansiedad y aislamiento social. Particularmente, los trastornos del sueño pueden afectar el crecimiento y desarrollo de los niños, así como la capacidad neurocognitiva en niños y en adultos, además de resultar en días de ausentismo escolar y laboral.

Asimismo, es frecuente que las personas con dermatitis atópica experimenten una carga de enfermedad aún mayor porque suelen desarrollar determinadas comorbilidades desencadenadas por el mismo proceso inflamatorio, conocido como inflamación de tipo 2, tales como asma, rinitis alérgica y poliposis nasal. Además, los cuadros moderados y severos no controlados adecuadamente se asocian con más riesgo cardiovascular y de sobrepeso y obesidad.

Por lo tanto, agregó el doctor Parisi, «la dermatitis atópica podría considerarse un trastorno sistémico con importantes limitaciones físicas y psicosociales. Sus manifestaciones ciertamente van más allá de la piel y afectan todos los aspectos de la vida».

LA PREVALENCIA

La prevalencia de la dermatitis atópica en el mundo es difícil de estimar, ya que varía según las regiones, las edades y los criterios diagnósticos. Sin embargo, se considera que es una de las enfermedades dermatológicas más comunes, que afecta a personas de todas las razas y géneros.

Según algunos estudios, la prevalencia global de la dermatitis atópica es de aproximadamente 10% en los adultos y 20% en los niños. Estos porcentajes pueden ser mayores o menores dependiendo del país, el clima, el estilo de vida y los factores genéticos.

Por ejemplo, se ha reportado que la prevalencia de la dermatitis atópica en Estados Unidos es de alrededor de 17%, mientras que en Argentina es de entre 5 y 20%.

La prevalencia también puede variar según la edad.

Una multiplicidad de factores puede estar detrás de la enfermedad

La dermatitis atópica tiene un origen multifactorial que involucra aspectos genéticos, inmunológicos, ambientales y psicológicos. Algunas de las posibles causas de la dermatitis atópica son una variación genética que afecta la capacidad de la piel de ofrecer protección contra bacterias, irritantes, alérgenos y factores medioambientales; la proliferación de la bacteria Staphylococcus aureus en la piel, que reemplaza a las bacterias útiles; una respuesta exagerada del sistema inmunitario; el contacto con algún agente que irrita la piel o que provoca una reacción alérgica; la piel seca, una infección viral o bacteriana, el estrés, la composición genética y un problema en el sistema inmunitario; entre otros factores.

La causa de la dermatitis atópica puede estar en factores muy diversos.

La dermatitis atópica no es una enfermedad alérgica, aunque se pensó que lo era cuando se describió por primera vez. Se asocia sí con otras condiciones alérgicas, como el asma y el eczema.

Nuevas opciones terapéuticas permitieron dar un paso adelante

«La protección de la barrera cutánea, a través de la aplicación frecuente de cremas y emolientes tópicos, con o sin corticoides, continúa constituyendo la base del tratamiento para la dermatitis atópica. Sin embargo, una proporción de pacientes con enfermedad moderada a grave no responde al tratamiento tópico. Entonces, el escalón terapéutico siguiente venía siendo la fototerapia o la inmunosupresión sistémica, aunque esta opción presentaba eficacia dispar y eventual toxicidad», describió la doctora Abad.

NUEVAS OPCIONES

Hoy hay nuevas opciones de tratamiento para los casos severos, que están cambiando profundamente las expectativas de tratamiento para pacientes y médicos por obtener una eficacia marcadamente superior con un mejor perfil de seguridad.

«Durante mucho tiempo tuvimos herramientas limitadas para el manejo de la dermatitis atópica, pero los desarrollos recientes han permitido que podamos contar con medicamentos específicos, que presentan mecanismos de acción diferentes de todo lo que conocíamos y representan un avance significativo hacia la satisfacción de una necesidad insatisfecha. La dermatitis atópica es una enfermedad crónica que se puede controlar a través de medicamentos eficaces y seguros, permitiendo a los pacientes que la sufren tener una vida normal», dicen los especialistas.