«Desarrollan una Prometedora Vacuna contra el Virus Sincicial para Prevenir Bronquiolitis y Neumonía»

Se aplica gratuitamente a embarazadas entre las 32 y las 36 semanas de gestación para proteger al bebé.

(Por Nora Bar) – Sin que hubiera muchas formas de protegerlos más allá de las medidas higiénicas que valen para otras patologías similares, todos los inviernos el virus sincicial respiratorio (VSR) estaba detrás de la mayor parte de las internaciones en hospitales pediátricos y también de muchas de las neumonías en mayores de 60 años.

El VSR afecta con mayor gravedad a los recién nacidos de hasta seis meses.

Pero este año, por primera vez, los médicos cuentan con una vacuna eficaz contra este microorganismo que se manifiesta en la temida bronquiolitis, que afecta con mayor gravedad a los recién nacidos de hasta seis meses, y cuya trascendencia recién está comenzando a cuantificarse con precisión en los casos de adultos mayores. Aprobada por la Anmat el año pasado y luego incorporada al calendario nacional de vacunación gratuita y obligatoria, se aplica hasta el mes de julio a embarazadas que se encuentren entre las 32 y las 36 semanas de gestación.

«Es algo histórico –dice Gonzalo Pérez-Marc, el investigador que condujo los ensayos clínicos realizados en el país y la conoce hasta en sus más íntimos detalles, durante una reunión convocada por el laboratorio que desarrolló la inmunización, Pfizer–. Cambia el escenario de la pediatría. Tal vez, dentro de unos años el VSR pasará a ser como el sarampión, algo del pasado».

El VSR es un virus a ARN que destruye el epitelio respiratorio, causa pérdida de la movilidad ciliar y tiene efectos indirectos en la respuesta inmune. Como ocurre con otros, se transmite por las gotitas que exhalamos al hablar, toser y también por el contacto con superficies contaminadas. Hay dos subtipos principales clínicamente indistinguibles, A y B, que a veces circulan simultáneamente, y la vacuna protege contra ambos.

«Se trata de un importante problema de salud pública», -explica Florencia Cahn, médica infectóloga, Presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) y directora de la División de Vacunas de Fundación Huésped-.

«Sabemos que las infecciones respiratorias agudas bajas son la primera causa de muerte en menores de cinco años, que el 60% son ocasionadas por virus y el 31% por VSR. Es la primera causa de infección respiratoria aguda baja en la infancia. Se calcula que produce 33 millones de casos por año, 3, 6 millones de hospitalizaciones y alrededor de 200.000 muertes. Pero el 95% ocurre en países de bajos y medianos ingresos, y el 45% ocurren en el hogar».

Importancia de la estrategia de inmunización

El VSR puede dar diferentes síntomas a lo largo de la vida. En los recién nacidos y lactantes pequeños, puede manifestarse como bronquiolitis, la obstrucción de las vías aéreas más pequeñas; en adultos mayores, lo más frecuente es que se manifieste como neumonía. «Esto no significa que en la etapa media de la vida no pueda contraerse la infección –aclara Cahn–. Puede darse en formas leves, en cuadros de vía aérea superior y una población en la que tenemos que estar muy atentos es en los menores de 60 con condiciones de riesgo, que también pueden ser vulnerables».

El VSC afecta a todas las edades, pero es más grave en los bebés, sobre todo los prematuros.

Un dato importante: el 80% de los chicos que desarrollan cuadros severos eran previamente sanos e incluso nacidos a término. Es decir, que si bien hay condiciones como prematurez o cardiopatías que pueden aumentar la probabilidad de tener una forma grave de bronquiolitis. «De allí, la importancia de la estrategia de prevención», destaca Cahn.

Pero la carga de enfermedad no se reduce a las infecciones respiratorias. El VSR tiene efectos a corto y a largo plazo. Aumenta la incidencia de otitis media y neumonía, y el uso de antibióticos. Se lo asocia con sibilancias recurrentes, con hiperactividad bronquial, con función pulmonar reducida y también, por supuesto, con un aumento de la utilización de los servicios de salud.

Aunque es muy difícil cuantificar su impacto, se estima que en la Argentina morirían entre 300 y 400 chicos por año por su causa. «Hay varios estudios que muestran que los fallecimientos pueden suceder en el hogar sin ningún tipo de diagnóstico –aclara Pérez-Marc–.