El Gobierno de Milei utilizó al Banco Central y al FGS para financiar el déficit fiscal: ¿Hacia una reestructuración de la deuda en pesos?

Buenos Aires, Argentina – 13 de agosto de 2025
El Gobierno argentino, bajo la administración de Javier Milei, ha recurrido al Banco Central de la República Argentina (BCRA) y al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES para financiar el déficit del Tesoro, cubriendo casi la mitad de la deuda en pesos emitida, según un informe de la consultora 1816. Esta práctica, que implica la compra de bonos por parte de estas entidades en el mercado secundario, ha permitido al Tesoro sostener su estrategia financiera, eludiendo restricciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, la alta carga de vencimientos a corto plazo y las elevadas tasas de interés han llevado al equipo económico a planificar una “reestructuración voluntaria” de esta deuda, lo que podría ser interpretado como un “default selectivo” por las calificadoras de riesgo, según trascendidos en medios y redes sociales.
Financiamiento del déficit: el rol del BCRA y el FGS
El Tesoro Nacional emitió deuda en pesos por un total estimado de 229 billones de pesos, de los cuales el BCRA y el FGS adquirieron el 49%, según estimaciones de la consultora 1816 basadas en fuentes oficiales y cálculos propios. El 51% restante está en manos de bancos públicos y privados (26%) y fondos comunes de inversión, compañías de seguros y ahorristas (25%). Esta estrategia, recurrente en administraciones previas, ha sido criticada por el propio Milei, el ministro de Economía Luis Caputo y el presidente del BCRA Santiago Bausili, quienes la señalan como una de las causas de la inflación en Argentina.
El BCRA, imposibilitado de participar en licitaciones primarias del Tesoro debido a restricciones del FMI, opera en el mercado secundario comprando títulos, muchos de ellos al FGS, para proporcionar liquidez a bancos oficiales que luego adquieren nueva deuda en el mercado primario. Este mecanismo, conocido como financiamiento indirecto, permite al Tesoro captar fondos sin violar directamente los acuerdos con el FMI. Además, el BCRA transfirió en 2025 utilidades contables de 2024 por 11,7 billones de pesos, constituyendo un financiamiento directo al Tesoro.
El FGS, por su parte, incrementó su tenencia de títulos públicos nacionales en un 14,2% según su balance trimestral, alcanzando un total de 64,6 billones de pesos, aunque no se especifica la proporción entre bonos en pesos y en divisas. Esta dependencia del BCRA y el FGS expone la fragilidad del financiamiento del déficit fiscal, especialmente ante los vencimientos de deuda a corto plazo que el Tesoro enfrenta.
Hacia una reestructuración de la deuda en pesos
El volumen y la corta duración de la deuda en pesos han generado tensiones en el mercado financiero, con tasas de interés disparadas y una creciente presión por la dolarización de la liquidez liberada. El economista Salvador Di Stefano, considerado cercano al oficialismo, anunció en la red social X una posible “reestructuración voluntaria” de la deuda pública, destinada a postergar pagos de capital y reducir las tasas de interés. Esta información fue destacada por el analista Carlos Maslatón, quien señaló la relevancia de la declaración por la cercanía de Di Stefano con Milei y Caputo.
La reestructuración abarcaría principalmente los títulos en manos del BCRA y el FGS, pero podría ser clasificada como un “default selectivo” por las calificadoras de riesgo, según criterios aplicados en el pasado. Para la licitación de esta semana, el Tesoro limitó la emisión de instrumentos de corto plazo, obligando al mercado a optar por bonos con vencimientos posteriores a las elecciones legislativas de medio término de 2025. Además, se licitarán bonos ligados a la Tasa Media de Depósitos a Plazo Fijo Mayoristas (TAMAR), en un intento de moderar las tasas, que alcanzaron niveles récord: 73% de Tasa Efectiva Anual (TEA) en el mercado de valores y 113% en el Mercado Abierto Electrónico.
Contexto y críticas
La estrategia del Gobierno ha generado críticas por su contradicción con el discurso oficial, que históricamente atribuyó la inflación al uso del BCRA y el FGS para financiar el déficit. La decisión de Milei de no acumular reservas en el BCRA, combinada con el intento de captar pesos de las Letras Fiscales de Liquidez, provocó una disparada de tasas y tensiones en el mercado, alimentando expectativas de inflación y dolarización.
Por otro lado, el plan de liquidar el FGS, contemplado en la Ley Ómnibus, busca reducir el stock de deuda pública en aproximadamente 37.185 millones de dólares mediante la consolidación de títulos en manos del Tesoro, aunque esta medida ha sido cuestionada por la oposición por su impacto en los fondos previsionales.
Implicaciones y perspectivas
La reestructuración propuesta, si se confirma, podría aliviar la presión de los vencimientos a corto plazo, pero plantea riesgos. Un “default selectivo” podría afectar la confianza de los inversores y complicar el acceso a financiamiento futuro, en un contexto donde Argentina enfrenta pagos de deuda externa de más de 20.000 millones de dólares anuales entre 2027 y 2032. La sostenibilidad de la deuda sigue siendo un desafío, especialmente por la baja acumulación de reservas y la dependencia de instrumentos indexados por inflación (CER), que se encarecieron un 39,2% en el último año frente a un tipo de cambio que creció solo un 28,3%.
¿Qué opinás sobre el uso del BCRA y el FGS para financiar el déficit fiscal? ¿Creés que la reestructuración de la deuda en pesos será una solución efectiva o un riesgo mayor? Dejá tu comentario y sumate a la conversación.
Fuentes: El Destape, Infobae, Ámbito, Quantum Finanzas, X posts