«El horario ideal para cenar en verano»

La cronobiología destaca la importancia de respetar los ritmos del cuerpo. Los alimentos ideales y los hábitos que seguir para potenciar el bienestar en las noches de calor.

El ritmo de vida actual hace que muchas personas dejen de prestar atención a su alimentación durante el
día. Así, generalmente toman un desayuno muy liviano, no almuerzan o lo hacen de forma ligera; no toman merienda y llegan a sus casas con un apetito voraz.

Entonces, empieza el «picoteo», en forma desordenada y compulsiva de distintos tipos de alimentos. Así, el horario de la cena se alarga porque el hambre fue «engañada» por esos aperitivos y se suele comer tarde. Finalmente, viene la hora del sueño, al que es habitual ir después de comer tarde, sin haber hecho una buena digestión, que facilite el descanso.

Una cena liviana y con alimentos de la dieta mediterránea es una buena opción para el verano y para todo el año.

Según la crononutrición, disciplina que estudia la relación entre el reloj biológico y la alimentación, se
deberían hacer las cuatro comidas principales (desayuno, almuerzo, merienda y cena), respetando los ritmos del cuerpo. Y habría que cenar dos horas antes de acostarse.

«Nuestros horarios nos impiden cenar a una hora razonable», advirtió la especialista en nutrición de la Clínica Cleveland de los EEUU, Julia Zumpano. «En algunos casos, esto puede conducir a patrones de alimentación desordenada».

El mejor horario para cenar

Los expertos coinciden en que se debe cenar al menos dos horas antes de acostarse cada día. «La cena temprana tiene beneficios para la salud», explicó Gabriela Saad, licenciada en nutrición y miembro del grupo de investigación en alimentos de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN). «En el caso
de las personas con reflujo gastroesofágico —especialmente—, deberían cenar por lo menos 2 horas antes
de irse a dormir, para reducir los síntomas», detalló.

También las personas con diabetes o con resistencia a la insulina deberían salir a caminar después de la cena y de las otras comidas. «Caminar después de la cena temprana ayuda al control de la glucemia», señaló la licenciada Saad.

«Igualmente, hay que tener en cuenta que para tener una vida saludable es importante adoptar hábitos que permitan sostenerse en el tiempo, incluyendo horarios de alimentación y actividad física», afirmó.

Organizar la alimentación y cumplir con las cuatro comidas del día puede brindar muchos beneficios a la salud y prevenir enfermedades crónicas.

Un estudio realizado por especialistas crononutrición de instituciones científicas de España y Francia, a más de 100.000 adultos franceses a lo largo de siete años, encontró que consumir la última comida del día después de las 9 de la noche se asoció con un aumento de 28% del riesgo de enfermedades cerebrovasculares.

Lo ideal es ingerir porciones

También se notaron asociaciones entre las cenas tardías y mayores factores de riesgo para enfermedades cardíacas, un aumento del colesterol, más intolerancia a la glucosa y un incremento en la resistencia a la insulina y en el índice de masa corporal.

Ante estos resultados, una de las autoras afirmó que los mejores rangos horarios para desayunar y cenar son respectivamente antes de las 8 de la mañana y antes de las 8 de la noche.

También el momento de la cena se relaciona con la diabetes. Investigadores de España y Francia descubrieron que el horario en que se realiza el desayuno por la mañana y se cena pueden ser condicionantes para el desarrollo de la diabetes tipo 2. Publicaron el estudio originalmente en la revista
 nternational Journal of Epidemiology.

El trabajo fue realizado por científicos del Instituto de Salud Global (ISGlobal), en España, y el Centro de Investigación de Estadísticas y Epidemiología de la Universidad de París en Francia.

Tuvieron en cuenta a más de 100.000 participantes. Entre sus conclusiones hallaron que, si se realiza una
cena tardía (después de las 10 de la noche) también se aumenta el riesgo de tener diabetes. Por lo cual, los investigadores sugirieron que la cena debería ser antes de las 19 horas, una práctica que podría ayudar también en la prevención de la enfermedad.

«Nuestros resultados sugieren que una primera comida antes de las 8 de la mañana y una última antes de las 7 de la tarde podría ayudar a reducir la incidencia de diabetes de tipo 2″, explicó Manolis Kogevinas, doctor en epidemiología, investigador del Instituto de Salud Global (ISGlobal) y coautor del estudio.

El mismo grupo de investigadores ya había hecho un informe previo que también había demostrado beneficios de la cena temprana.

Cuando más temprano se cene, se baja el riesgo de cáncer de mama o de próstata.

Fuente: Infobae