El peor porcentaje del PBI desde 2015: la educación pública enfrenta el ajuste más severo del Estado

Un informe de CTERA revela que la inversión proyectada para este año es del 0,77% del PBI, menos de la mitad que en 2023. Con el desmantelamiento de programas esenciales, salarios insuficientes, descenso en las inscripciones en las carreras de formación docente, la falta de optimismo entre adolescentes y un aumento de la violencia escolar, la educación pública se encuentra en una situación crítica. “Estamos presenciando una desintegración del sistema educativo”, advierten.
Históricamente considerada un pilar del honor nacional, la educación pública está sufriendo un ajuste sin precedentes y se ha convertido en el sector más afectado del Estado, según un informe de ejecución presupuestaria de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA). “Hay una política deliberada para que el Estado se desentienda de la educación, tanto en escuelas como en universidades”, señala Sonia Alesso, secretaria general de CTERA.
El informe menciona el desmantelamiento de programas, la prórroga del presupuesto por segundo año consecutivo, la erosión de los fondos por inflación y salarios docentes atrasados sin convocatorias a paritarias. Mientras el ajuste promedio en todas las partidas estatales fue del 31,1% en relación a 2023, en Educación y Cultura el golpe alcanzó el 46%, siendo solo superado por la obra pública detenida. Además, la inversión proyectada para 2025 será de apenas el 0,77% del PBI (en 2023 fue del 1,44% y en 2024 del 0,85%).
Las áreas más sensibles han recibido un golpe aún más fuerte: los programas de educación obligatoria han caído casi un 70% y la infraestructura escolar un 72,3%. “Estamos experimentando una desintegración paulatina del sistema educativo”, afirma Javier Curcio, economista de la UBA y referente de Argentinos por la Educación.
Deterioro en la formación docente
La disminución también impacta en la formación de docentes. La matrícula en los programas de formación ha disminuido en un 50% desde 2023. “El número de personas que se preparan para ser docentes se ha reducido a la mitad, desplazados por bajos salarios, estrés laboral y pérdida de prestigio”, asegura Alesso. El desmantelamiento del Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD), que ofrecía cursos y posgrados, ha profundizado este retroceso. “Aparte de la explotación, el ajuste y la deslegitimación, han desmantelado el INFOD”, agrega la líder gremial.
Los estudiantes también sienten que su futuro se encuentra cada vez más limitado. Según Flavio Buccino, docente y especialista en gestión educativa, los resultados de la prueba PISA indican una baja expectativa entre los adolescentes respecto a su futuro, con un pesimismo más pronunciado en Argentina. “Muchos piensan que estarán en una situación peor que sus padres, rompiendo con el paradigma histórico de progreso intergeneracional”, advierte.
A esta mentalidad se suma la cultura del éxito inmediato promovida por influencers y traders, que desincentiva el esfuerzo sostenido. “Sin un Estado que funcione como contrapeso, emergen prácticas como las apuestas y el juego online”, señala Buccino.
Impacto del discurso oficial en la escuela
La crisis económica se acompaña de un clima social tenso que se traduce en las aulas. Para Alejandro Castro, director del Observatorio de Convivencia Escolar de la UCA, el discurso oficial también tiene efectos: “Cuando proviene del poder un discurso lleno de odio o discriminación, influye directamente en las escuelas. Actúa como un modelo social: los jóvenes observan cómo se insultan en el Congreso, en la televisión o desde la presidencia, y terminan naturalizando esa violencia”.
Los datos corroboran esta tendencia: 6 de cada 10 alumnos afirman haber sufrido agresiones y 4 de cada 10 discriminación, aunque el 90% dice que se siente bien en la escuela. Para Castro, esto refleja una normalización preocupante: “Se ha instalado la idea de que la violencia es parte de la cultura escolar, cuando el clima de convivencia es el factor más decisivo en la calidad educativa”.
Metas incumplidas y mínimos históricos
La Ley de Financiamiento Educativo establece un mínimo del 6% del PBI para asegurar igualdad de condiciones, pero este objetivo se ha abandonado hace años. En 2023, la inversión alcanzó el 5,2%; con el actual esquema se espera que caiga al 4,4% en 2025, un mínimo histórico. “No hay paritaria y se incumple con el FONID, que actualizado significaría $114.000 por cargo. Desde que Milei asumió, no se ha pagado en todo el año, lo que implica una deuda de un año y medio y una caída salarial superior al 20%”, explica Alesso. Según la líder gremial, los salarios docentes no son suficientes para cubrir la canasta alimentaria.
Las consecuencias son palpables: obras paralizadas, jardines inconclusos y edificios en malas condiciones. “Mientras el mundo discute la inteligencia artificial, en Argentina no tenemos los recursos ni para construir escuelas”, opina Alesso. Curcio añade: “Un recorte del 10 o 15% ya sería grave; hoy estamos hablando de disminuciones salariales superiores al 30% y un ajuste global superior al 40%. Aunque las instituciones continúan funcionando, porque la sociedad y las clases medias mantienen ciertos mecanismos, esta situación es prácticamente insostenible y aumenta el riesgo de decadencia con cada día que pasa”.
Retroceso de programas educativos
La reducción ha afectado a todos los programas nacionales, desde Conectar Igualdad hasta la capacitación docente y la construcción de escuelas. La única excepción parcial es el Plan Nacional de Alfabetización, que tampoco consigue eficacia: “No hubo entrega de libros el primer año y, a pesar de la licitación, muchos no llegaron a tiempo. Llegarán tarde y mal, cuando ya se ha cumplido gran parte del calendario escolar”, critica Buccino.
En este contexto, Curcio concluye: “Muchos docentes dejan la profesión o soportan cargas excesivas de trabajo, mientras que los jóvenes ya no encuentran atractivo en perseguir una carrera sin futuro. Lo poco que quedaba de movilidad social se está desmoronando. Y el costo de no invertir en educación es mayor que el de hacerlo, porque está demostrado que la falta de inversión aumenta la pobreza”.