Expertos sugieren tres dispositivos para gestionar el consumo de energía.

El ingeniero Hugo Zurlo analizó algunos recursos que facilitan un uso racional de la electricidad y ayudan a ahorrar.

«En consumo energético, es importante contar con información para poder tomar decisiones», introduce el ingeniero Hugo Zurlo antes de compartir algunos recursos. Hace años que se dedica a divulgar información relacionada con el uso racional de la energía eléctrica, junto con estudiantes de las dos universidades donde da clases: UNNE y UTN.

En una transmisión en vivo de NORTE Play mostró qué detalles recomienda mirar en una factura de Secheep y presentó tres pequeños artefactos con los que es posible controlar desde el celular el consumo de una vivienda y medir los watts de un electrodoméstico en funcionamiento.

Como en una clase, el docente universitario tomó dos medidores inteligentes que se pueden instalar en cualquier vivienda para monitoreo a través de una aplicación en el teléfono móvil.

Zurlo explicó que los aparatos son de simple instalación -con electricista- y ocupan el espacio de una llave térmica en un tablero general. Los dos artefactos fueron ideados para controlar cuánto se está consumiendo en toda una casa en determinado momento. Un medidor de consumo de energía eléctrica puede valer cerca de $68.000 y un medidor inteligente llega a los $117.000.

El ingeniero Hugo Zurlo muestra algunos dispositivos que ayudan a saber lo que se consume (fotografías de Jorge Flores).

Por otra parte, con el medidor de consumo eléctrico se puede saber por ejemplo cuánto consume un caloventor en tres niveles. En el modo ventilador la lectura llega a 15 watts, en calor suave se eleva a 700 y en la posición máxima a 1300 watts. «Equivale a tener encendido un acondicionador de aire; por su tamaño y escasa eficiencia es un electrodoméstico energivoro, un devorador de energía», describe.

El ingeniero cuenta además la experiencia de una familia que compró una heladera nueva aunque seguía usando la anterior. Al medirlas descubrieron que para funcionar la viejita necesitaba el doble de energía que la recién estrenada. «A la larga el beneficio de un equipo de bajo consumo es mucho mayor y más eficiente», remarca.

Sin que la población tenga que privarse de lo necesario, el especialista se centra en una premisa: mejorar el uso de la energía, sin gastar de manera inapropiada ni derrochar.

Zurlo sintetiza su trabajo de divulgación en tres frentes generales: el tecnológico, con acceso a equipos que consumen menos; el edilicio, con materiales envolventes más eficientes en el intercambio energético interior / exterior; y los hábitos, «que es el aspecto más económico y sin embargo el que a algunos les cuesta mucho más cambiar», admite.