La frialdad de una mujer sospechada de un aberrante delito y su insólita coartada

NORTE pudo saber de fuentes con acceso al expediente los pasajes más importantes de su testimonio, donde de manera indirecta incriminó a su marido Sena, quien un día antes dijo que no estaba en el lugar. 

Marcela Acuña, quien está presa en una oficina del Departamento de Violencia Familiar y de Género, al igual que su esposo Sena, que está alojado un sector administrativo en la comisaría Tercera, ayer decidió declarar, aunque no aceptó preguntas. 

Pero en su relato, Acuña mencionó que estaban ambos. En la declaración, si bien no responsabilizó a nadie sobre la autoría, reveló escabrosos detalles del día del homicidio que se cree -según consta en la investigación- fue el viernes 2 de junio, entre el mediodía y la siesta.

Acuña primero se centró en contar qué hizo el día del crimen y todo coincidió con lo que tiene comprobado el EFE. 

En el monólogo de su derecho a defensa, pero sin ser interrumpida, aclaró: «Yo entré a una de las habitaciones y vi un bulto y supuse era un cuerpo».

La reacción de la madre de César -según pudo saber este diario- fue: «Salí rápido de la casa junto con Emerenciano», y aquí es donde aparece Sena padre, que había dicho que no estaba ese día. 

«Yo no hablé con nadie, solamente lo llamé a (Gustavo) Obregón para que vaya a la casa y corrobore lo que vi». En todo momento de la declaración da a entender que supuso que «era un cuerpo» «el bulto» que halló en uno de los dormitorios.