La Ley Provincial 6798, Ignorada: «No es la Raza, es el Tutor»

15 de Mayo de 2025 — El reciente ataque de un perro de raza Dogo Argentino a un niño de siete años en Puerto Bermejo volvió a exponer una realidad preocupante: en el Chaco, la ley provincial 6798 que regula la tenencia de perros potencialmente peligrosos está virtualmente dormida. Veterinarios y organizaciones protectoras denuncian la falta de controles, la ausencia de registros y la pasividad de los municipios ante un problema que sigue sumando víctimas.
«La ley existe, pero no hay ningún departamento dentro de la Dirección de Sanidad Animal que se ocupe de hacerla cumplir», explicó a NORTE la doctora veterinaria Solange Aguirre (MP 1229). La normativa, sancionada en 2011, establece condiciones estrictas para tener ciertas razas —como pitbull, rottweiler, dogo argentino o tosa japonés—: bozal obligatorio, licencia administrativa, seguro de responsabilidad civil y un registro oficial. Pero nada de eso funciona hoy.
La inacción judicial y la falta de prevención son una constante ante diversos ataques de perros considerados potencialmente peligrosos registrados a lo largo de toda la provincia.
La mayoría de los perros circulaba sin bozal, sin correa y sin que nadie exigiera al tutor las condiciones que establece la ley 6798. Los municipios no tienen registros de perros peligrosos ni controles sobre criaderos ilegales.
Genética y Crianza
Aguirre aclara que «hay perros más predispuestos, sobre todo los de gran porte, porque tienen más fuerza y carga genética», pero advierte que eso no alcanza para explicar un ataque: «Un caniche también puede ser peligroso si tiene conductas agresivas. Todo depende de la educación».
La clave, según la profesional, está en la sociabilización temprana: «Hasta los tres o cuatro meses, el cachorro necesita conocer todo: niños, adultos mayores, otros perros. Si se lo aísla, se lo vuelve agresivo». Muchos tutores, agrega, los crían para pelear o cuidar la casa, fomentando la violencia desde el juego.
Registros Perdidos, Controles Inexistentes
La protectora Zunny Martínez, titular de la asociación «Huellas Caninas», fue más allá. Recordó que, en 2016, durante la gestión de Jorge Capitanich como intendente de Resistencia, se presentó con bombos y platillos una aplicación para registrar a los perros potencialmente peligrosos.
«Se pagó mucha plata por ese sistema. La aplicación debía permitir registrar a cada animal, identificar al dueño, verificar el seguro. Pero cuando cambió la gestión, el funcionario a cargo se llevó la app con toda la base de datos. Solo llegaron a registrar tres perros», denunció.
Desde entonces, nunca se volvió a implementar ese sistema ni se hizo un relevamiento sincero. «Hay criaderos ilegales de pitbulls, dogos y rottweilers en Resistencia, y nadie los controla. El municipio debería ser el ente regulador y actuar según las ordenanzas, pero no lo hace», reclamó Martínez.
La Culpa No es del Perro
Tanto Aguirre como Martínez coinciden en que culpar a la raza es un error. «Claramente los registros estigmatizan —admitió la veterinaria—, pero sirven bien aplicados. El tamaño importa, pero más importa la educación».
La proteccionista enfatiza: «La mayoría de los casos que vemos es porque el animal estaba atado, sin comida, o entró un extraño a la casa sin el dueño. El problema es del humano. Si querés que te cuiden, poné cámaras, no un perro al que después tenés suelto y agresivo».
Las imágenes en plazas y barrios de Resistencia hablan por sí solas: perros de gran porte sin bozal, sin collar, sueltos, en manos de personas que ni siquiera saben que existe una ley. Y un municipio que, aunque tiene ordenanzas al respecto, no actúa.
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