La soledad puede tener un impacto similar en la salud que el tabaco, el alcohol o la obesidad.

Estudios científicos relacionan la ausencia de vínculos sociales y familiares satisfactorios con diferentes cuadros.
Los seres humanos somos sociales por naturaleza y vivir en comunidad es un rasgo que nos define como especie. Quizás por eso los científicos afirman que sentirnos solos nos enferma. La última encuesta nacional de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés) publicada este año, señaló que el 30% de los adultos experimentó sentimientos de soledad al menos una vez a la semana.

«Las investigaciones han descubierto que la soledad y el aislamiento social pueden ser tan perjudiciales para la salud como la obesidad o fumar 15 cigarrillos al día y tienen un impacto significativo en la salud mental», advirtió la entidad que nuclea a los psiquiatras de EEUU.
Un reciente estudio de la Universidad de Glasgow, publicado en la revista BMC Medicine, reveló que las personas que no reciben la visita de amigos o familiares al menos una vez al mes tienen 39% más riesgo de muerte prematura. La investigación analizó datos de casi 460.000 personas de entre 40 y 70 años registradas en el Biobanco del Reino Unido a lo largo de un período de seguimiento de 12,6 años.
El análisis puso de relieve cómo la soledad y el aislamiento trascienden el ámbito social para afectar significativamente la longevidad. La metodología incluyó la evaluación de los vínculos sociales a través de cinco dimensiones con aspectos subjetivos como la percepción de soledad y la confianza en terceros, así como factores objetivos, como la frecuencia de encuentros con seres queridos y la participación en actividades grupales.
«Lo que realmente es grave y se asocia a un mayor riesgo de mortalidad es estar objetivamente solo y aislado», explicó uno de los autores, el profesor de Cardiología de la Universidad de Glasgow, Jason Gill, al presentar la investigación.
EPIDEMIA
En noviembre del año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió crear una Comisión sobre Conexión Social para combatir la «epidemia global de soledad». La OMS resaltó que la falta de interacción social «conlleva un riesgo equivalente, o incluso mayor, de muerte prematura asociada con otros factores de peligro más conocidos, como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la inactividad física o la obesidad».
Además la falta de lazos afectivos está estrechamente ligada a problemas como la ansiedad, la depresión, y a «un aumento de un 30% en el riesgo de enfermedades cardiovasculares», subrayó el organismo sanitario internacional.
No es tampoco solo una cuestión de presencia física próxima de otras personas. La docente e investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) María Montero y López Lena dijo que «alguien puede estar rodeado de gente y sentirse solo porque no encuentra satisfacción en sus vínculos afectivos».
Pero ¿qué es la soledad? La doctora en neurociencias Teresa Torralva, neuropsicóloga y presidente de Fundación Ineco, la define como «la insatisfacción que experimenta una persona en relación a la frecuencia y la cercanía de sus contactos sociales o a la discrepancia entre las relaciones que tiene y las relaciones que le gustaría tener», en una entrevista con el periódico digital Infobae. Para Torralva, somos seres sociales por naturaleza y la posibilidad de establecer buenos vínculos interpersonales cercanos y duraderos no solo protege nuestro cuerpo, sino que protege nuestro cerebro.
«Existe evidencia de que la soledad se relaciona con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad, presión arterial elevada y cortisol, respuestas inflamatorias intensificadas al estrés y modificaciones en las vías relacionadas con los procesos inflamatorios y de glucocorticoides. Todos estos procesos se han visto relacionados con un mayor riesgo de muerte», dijo la especialista.
El aislamiento impuesto por la restricciones sanitarias de la pandemia de Covid-19 fue un claro ejemplo de cómo la falta de interacción social impacta con fuerza en la salud mental, destacó la médica psiquiatra y experta en adicciones Geraldine Peronace.
Generar lazos sociales es parte de la búsqueda de una vida sana
Para lograr una vida social óptima es necesario planificar, propiciar y fomentar los vínculos sociales. «No siempre esto viene dado y nuestras funciones ejecutivas son claves en este proceso. Hacer planes, establecer metas comunes o anticipar reacciones de los demás nos entrena en la relación con el otro», dice Teresa Torralva, doctora en neurociencias.

El gerontólogo Juan Manuel Viudes citó un estudio realizado en el Hospital Italiano a través de un grupo experimental de 500 pacientes, a 100 personas de los cuales se les ofrecieron actividades sociales. Mostraron una reducción del 30% en visitas a emergencias médicas al cabo de seis meses y un 50% menos de sensación de soledad y depresión después de cinco años.
«El mejor estímulo para un cerebro es el vínculo con otro cerebro»
El doctor Juan Manuel Viudes, neumonólogo y gerontólogo del Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires, citó un estudio de la Universidad de Chicago y la Universidad Estatal de Ohio realizado que, tras revisar 90 investigaciones sobre soledad y enfermedades, señaló que «los pacientes que están solos padecen inflamación crónica, como quien vive con obesidad o es diabético, como el hipertenso o el enfermo cardíaco».
En cuanto a cómo ocurren estos procesos orgánicos, Viudes precisó: «La explicación fisiopatológica que subyace es que la soledad produce tristeza que, a su vez, genera depresión y estrés. Esto provoca un efecto cascada en una serie de hormonas, pero sobre todo el cortisol, que es un gran inhibidor de las hormonas de la felicidad como las endorfinas. Entonces, el fenómeno derivado de la tristeza que produce la soledad desencadena una reacción en cadena de procesos hormonales comandados por el cortisol, que es la famosa hormona del estrés. Así se produce una inflamación sistémica, sobre todo cardiovascular».
«Mantener una red activa de interacciones sociales está relacionado con múltiples factores que inciden en el bienestar y la salud -dice Viudes-. Las personas con mayor actividad social, presentan un índice más bajo de depresión, una menor frecuencia de enfermedades en general, un mejor funcionamiento inmunológico y un menor riesgo de ataque cardíaco. No hay mejor estímulo para un cerebro que el vínculo con otro cerebro».