Los precios de los alimentos no suben, pero nadie los compra: La crisis del consumo en Argentina

En un contexto de aparente estabilidad de precios, el Gobierno celebra que los alimentos y bebidas no registraron aumentos significativos en mayo de 2025, un logro atribuido a la salida del cepo cambiario. Sin embargo, esta calma en los precios tiene una contracara alarmante: las ventas de alimentos y bebidas cayeron un 7,6% interanual en mayo, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), marcando la primera baja en ocho meses. Este fenómeno, impulsado por la pérdida de poder adquisitivo y la política de salarios estancados, refleja una Argentina con un consumo cada vez más polarizado y un nuevo comportamiento en los consumidores: la desaparición del “stockeo”. A continuación, analizamos las causas, implicancias y perspectivas de esta situación, conectándola con los desafíos económicos planteados por Ernesto Scaglia y las medidas financieras nacionales, e invitamos a los lectores a reflexionar sobre el impacto en sus comunidades.
Estabilidad de precios, pero a un costo elevado
Según la consultora LCG, los precios de los alimentos en mayo subieron apenas un 0,1%, compensados por bajas en verduras estacionales, mientras que en los primeros días de junio la variación fue nula (0,0%), el registro más bajo en un año. Este freno en la inflación de alimentos, que el Gobierno destaca como un éxito, es en realidad un síntoma de una economía estancada. La caída del consumo, evidenciada por la baja del 7,6% en las ventas minoristas de alimentos y bebidas en mayo, según la CAME, refleja una crisis de demanda que afecta a comerciantes y consumidores por igual.
Esta disminución no es un hecho aislado. Comparado con mayo de 2024, cuando las ventas ya habían caído un 9,4% interanual, el nuevo retroceso agrava una tendencia preocupante. Además, las ventas de alimentos cayeron un 0,9% respecto a abril de 2025, acumulando cinco meses consecutivos de descenso intermensual. “Hay una real caída del consumo en mayo”, explicó Salvador Femenía, vocero de la CAME, en diálogo con El Destape. Factores como las expectativas financieras tras el acuerdo con el FMI, la volatilidad del dólar y el aumento de los costos de servicios para comercios y consumidores han profundizado esta dinámica. ¿Has notado una menor afluencia en los comercios de tu barrio? Comparte cómo esta caída del consumo afecta tu comunidad.
Un nuevo fenómeno: La desaparición del stockeo
Un aspecto novedoso destacado por los analistas es el cambio en los hábitos de consumo. La práctica del “stockeo”, donde los consumidores compraban grandes cantidades de productos para anticiparse a subas de precios, ha desaparecido. “La gente compra lo justo y necesario”, señaló Femenía, subrayando que la falta de poder adquisitivo obliga a los consumidores a ser más cautelosos. Fernando Savore, vicepresidente de la Confederación General Almacenera Nacional, coincidió: “Hay más tickets, pero la gente cuantifica más el dinero porque es complejo llegar a fin de mes”. Este comportamiento se traduce en compras más frecuentes, pero de menor volumen, lo que afecta las ventas totales de los comercios.
Esta cautela también ha forzado a las primeras marcas a congelar o incluso bajar precios en mayo para estimular la demanda, mientras que los supermercados resistieron remarcaciones de hasta un 12% propuestas por proveedores tras la salida del cepo. Este fenómeno no solo evidencia la debilidad del consumo, sino que también conecta con las observaciones de Ernesto Scaglia, presidente de la Federación Económica del Chaco, quien destacó el cambio hacia marcas de segunda y tercera línea y el auge del comercio electrónico en Resistencia. ¿Has cambiado tus hábitos de compra? ¿Prefieres marcas más económicas o compras online? Participa con tus experiencias.
La política de salarios pisados y la polarización del consumo
La raíz de esta crisis de consumo radica en la pérdida de poder adquisitivo, exacerbada por la política de paritarias que limitan los aumentos salariales a un 1% mensual, según El Destape. Esta estrategia, impulsada por el gobierno de Javier Milei, contrasta con la inflación acumulada y los mayores costos de servicios, dejando a los sectores medios y bajos sin capacidad para sostener el consumo básico. Mientras tanto, una clase acomodada con mayor poder de compra impulsa sectores como perfumería, evidenciando una creciente segmentación en el mercado.
Esta polarización resuena con los comentarios de Scaglia sobre la falta de nuevos proyectos inmobiliarios en Resistencia, orientados a la clase media, y el aumento de la construcción en Corrientes para sectores de mayor ingreso. La falta de poder adquisitivo no solo afecta a los comercios minoristas, sino que también limita la capacidad de las familias para acceder a viviendas o bienes durables. ¿Crees que la política de salarios bajos es sostenible a largo plazo? ¿Qué medidas podrían tomarse para recuperar el poder adquisitivo? Comparte tus ideas.
Conexión con las medidas financieras nacionales
Las medidas financieras anunciadas el 10 de junio de 2025, como la emisión de deuda en dólares, la apertura a capitales golondrina y la eliminación de las LEFI, buscan estabilizar la economía y acumular reservas, pero no abordan directamente la caída del consumo. La estrategia de control monetario, con un enfoque en reducir la cantidad de pesos en circulación, podría profundizar la contracción del mercado interno si no se acompaña de políticas que impulsen los ingresos. La apertura a capitales especulativos, criticada por economistas como Juan Manuel Telechea, recuerda la crisis de 2018 y plantea riesgos de inestabilidad cambiaria, lo que podría afectar aún más los precios de los alimentos importados o los costos logísticos, un problema ya señalado por Scaglia en relación con las rutas chaqueñas.
En este sentido, la situación de Chaco refleja los desafíos nacionales. La falta de mantenimiento en rutas como la 16 y la 11, mencionada por Scaglia, encarece el transporte de alimentos, lo que podría contrarrestar los beneficios de la estabilidad de precios. Asimismo, la dependencia de deuda externa para acumular reservas, como los acuerdos REPO por hasta 2.000 millones de dólares, genera incertidumbre sobre la capacidad de repago, especialmente con vencimientos de 21.404 millones de dólares en 2025, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. ¿Cómo crees que estas medidas nacionales impactarán en el consumo en regiones como Chaco? ¿Podrían las mejoras en infraestructura vial aliviar la presión sobre los precios? Opina en los comentarios.
Conclusión: Un equilibrio frágil
La estabilidad de los precios de los alimentos en mayo y junio de 2025, aunque celebrada por el Gobierno, es un reflejo de una economía donde el consumo se derrumba por la falta de poder adquisitivo. La caída del 7,6% en las ventas de alimentos y bebidas, junto con la desaparición del stockeo, evidencia un cambio estructural en los hábitos de los consumidores, que priorizan lo esencial en un contexto de salarios estancados. Mientras el Gobierno apuesta por medidas financieras para fortalecer las reservas y controlar la inflación, la crisis del mercado interno plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de este modelo.
En Chaco, los desafíos señalados por Scaglia, como el deterioro de las rutas y la alta presión impositiva, agravan la situación de los comercios y productores, que enfrentan costos logísticos elevados y una demanda debilitada. Invitamos a los lectores a reflexionar: ¿Qué políticas podrían impulsar el consumo sin desatar una nueva espiral inflacionaria? ¿Cómo pueden los comercios chaqueños adaptarse a este nuevo escenario de consumo cauteloso? ¿Qué rol debería jugar el Estado provincial para mitigar el impacto en la región? Comparte tus propuestas y experiencias para enriquecer el debate.