«Nuestra aspiración es que el Centro Fundecch de la Familia Conin deje de ser esencial.»
El espacio en el barrio Matadero de Sáenz Peña atiende desde hace trece años a los pequeños desde recién nacidos hasta los cinco años.
«Nuestro sueño es que el centro Fundecch de la Familia Conin deje de ser necesario» anhelan quienes llevan adelante una de las oenegés que atienden la problemática de la mala nutrición en los infantes en un país que no debería tener población con deficiencia en la alimentación.

El espacio en el barrio Matadero atiende desde hace trece años a los pequeños desde recién nacidos hasta los cinco años. El lugar, con la labor de los profesionales de la salud y la nutrición, vio pasar y sigue conteniendo a muchos niños con los que se trabaja enfocados en el contexto en el que se desarrolla esa infancia. Seguramente, como ocurre con todos los organismos que nuclean voluntades, el ideal sería poder desarrollar con esos infantes proyectos de vida y no de alimentación.
En una Argentina en la que se pudiera aprovechar todo el potencial de un territorio rico, productivo y con excelente capacidad humana, lo lógico sería que no existieran programas para la atención de los desnutridos. La mala alimentación o la falta de ella en los niños no debería ser un problema crónico para una Nación que cuenta con todos los recursos para generar alimentos qua nutran a cada uno de los ciudadanos. Si ese ideal fuera real no serían necesarias oenegés como Conin para revertir los cuadros de desnutrición.
El día que el centro Fundecch (Fundación para el Desarrollo del Centro Chaqueño) deje de ser necesario, el objetivo sería convertirlo en un «laboratorio digital donde los chicos puedan tener experiencias inmersivas por ejemplo en realidad virtual». «Que los niños del barrio Matadero salgan ingenieros en sistema y que no sea una necesidad atender infantes con desnutrición», dice Javier Peralta, exponiendo el deseo que todos los que trabajan en un espacio creado para corregir los problemas generados en los pequeños por la falta de alimentos. «No queremos desaparecer, quisiéramos dejar de ser necesarios y reconvertirnos en un centro tecnológico», ese el deseo del coordinador del Centro Fundecch de la Familia Conin en el barrio Matadero de Presidencia Roque Sáenz Peña.
Alimentar el corazón
En el mientras tanto, «son serias las problemáticas» que la oenegé tiene que atender. «La deficiencia en la alimentación es tan sólo una pata, porque hay carencia de afecto y de estimulación en la familia, ya que existen mamás y papás que no fueron bien tratados cuando eran chicos y le transmiten eso a sus hijos», refiere Javier Peralta, dando cuenta de una realidad muchas veces invisible debido a que el enfoque de las miradas se centra en la falta solamente de alimentos. Esa situación, esa ausencia de afecto, genera «que los hijos no coman porque tienen rechazo a la relación».
«Eso también es la desnutrición, no es solamente carencia de alimentos, es carencia de besos, de caricias», destaca el coordinador del Centro Fundecch de la Familia Conin.

Espacios hostiles
El diagnóstico de mal nutrición en un niño, para el equipo del Centro Fundecch, tiene una observación hacia el lugar que habita ese infante que generalmente está viviendo «en lugares muy hostiles». «En el espacio que oficia de vivienda están hacinados en una cama, en habitaciones sin ningún tipo de sistema de ventilación que para nuestra zona no es un lujo sino una condición necesaria para tener una calidad de vida», menciona Peralta.
«El tema de la temperatura en otros lados no lo comprenderán pero para nosotros es un ítem importante y hay gente que, con nuestros más de cuarenta grados, ni siquiera tiene una heladera para refrigerar la comida y tampoco tiene acceso al agua corriente y segura», detalla. Son un montón de aspectos que impactan en la desnutrición infantil, una problemática que no se termina con solamente darles un bolsón de alimentos y que desde la Familia Conin son abordados integralmente.
«El sueño es poder el día de mañana ofrecerles a esos niños proyectos superadores y, con o sin plata, queremos lograrlo a través de las propuestas que tenemos desde el Centro Fundecch», enfatiza finalmente Javier Peralta.
Dinámica de ingresos y egresos
En período estival los ingresos y egresos de niños menores de cinco años para la atención y contención en el Centro Fundecch de la familia Conin continúa y la dinámica de trabajo no se detiene. «Los agentes de Salud Pública nos están enviando niños ya que se refrendó el convenio con Región Sanitaria VII mediante el cual las detecciones con desnutrición que se realizan en los centros de salud se los acerca hasta la sede en barrio Matadero», explica Javier Peralta, Cabe señalar que el ingreso al Centro Fundecch no significa que Salud Pública de desentienda del infante ya que el convenio estable el compromiso de que el niño posteriormente tendrá un seguimiento por parte del sistema de salud provincial para garantizar su recuperación.
Economía en emergencia
El aporte económico voluntario de los ciudadanos es el soporte de muchas oenegés, como los centros Fundecch de la Familia Conin, siendo dificultoso con la crisis mantener un nivel de donaciones que acompañe el in cremento de los costos que genera la inflación.
En el país son muchas las organizaciones no gubernamentales que por la falta de dinero, proveniente de las donaciones, están cerrando. «La realidad es que no podemos pasar a cobrarle tres o cuatro veces más a aquella persona que nos viene donando por mes y, en consecuencia, nuestros ingresos van disminuyendo porque se los va comiendo la inflación», explica el coordinador del Centro en Presidencia Roque Sáenz Peña. El problema se agudiza si se tiene en cuenta que «la demanda de atención aumenta o se mantiene estable, pero no disminuye».
«Estamos todas la oenegés en una situación crítica», sentencia Javier Peralta. «Nosotros no podemos trasladarle el impacto inflacionario a los donantes porque también ellos en sus economía están padeciendo y algunos con esfuerzo pueden mantener la donación pero no incrementarla, por eso apela‑ mos a que todos podamos colaborar», remarca. Las personas o empresas que quieran ser parte del aporte necesario para el sostenimiento de las atenciones pueden ingresar a www.centrofundech.org y acceder a las distintas modalidades de colaboración que existen.
Sin vacaciones en la atención
La desnutrición no se toma vacaciones y en consecuencia el Centro Fundecch de la Familia Conin no cierra su atención en período estival, priorizándose en enero las atenciones en consultorio de pe diatría, nutrición y social. La entrega de los bolsones alimentarios o de las fórmulas también es una acción que no se suspende porque son esenciales para el tratamiento de los niños captados por el centro. Las actividades que se suspenden en el período vacacional son los programas de educación y esti‑ mulación que se retomarán en febrero.
«Entendemos que la desnutrición no se toma vacaciones y si les pedimos a las mamás y los papás el mayor esfuerzo posible para recuperar a sus niños, nosotros tenemos que estar a la altura
de ese desafío», señala Javier Peralta.
La comunidad no debe perder el estado de alerta «porque la problemática sigue» y el que quiera colaborar también puede acercarse en estos días de vaca‑ciones hasta la sede de Fundecch en el
barrio Matadero, de lunes a viernes de 8 a 12.