Reapertura estratégica: EE.UU. vuelve a la base de Manta para una «guerra contra el narcoterrorismo»

Un contingente de la Fuerza Aérea estadounidense se desplegó en la clave base ecuatoriana, de la que había salido en 2009. Es una operación «temporal» con el aval del presidente Daniel Noboa, pero marca un giro geopolítico en la región.

En un movimiento que redibuja el mapa de la seguridad en el Pacífico Sur, Estados Unidos confirmó este miércoles el despliegue de personal militar en la base aérea de Manta, Ecuador, un punto estratégico del que se había retirado hace 16 años. La misión, definida como «temporal» y conjunta con las fuerzas ecuatorianas, tiene un objetivo declarado: combatir el «narcoterrorismo» que asfixia al país andino y que Washington considera una amenaza compartida.

La Embajada estadounidense en Quito precisó en un comunicado que el operativo se realiza «en línea con los acuerdos actualmente vigentes» y forma parte de una estrategia bilateral de largo plazo. Horas antes, el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, había respaldado públicamente la medida: «Con el respaldo de Estados Unidos, activamos una operación temporal junto a la Fuerza Aérea del Ecuador en Manta para identificar y desarticular las rutas del narcotráfico«.

Un regreso cargado de simbolismo (y polémica)

La base de Manta no es un lugar cualquiera. Entre 1999 y 2009 funcionó como un centro neurálgico para las operaciones antinarcóticos de EE.UU. en la región, hasta que el entonces presidente izquierdista Rafael Correa decidió no renovar el acuerdo y recuperar la plena soberanía del espacio, en un gesto emblemático de la época.

El retorno de los militares estadounidenses —que ya se habría iniciado días antes con la llegada de aviones con material— choca frontalmente con la voluntad expresada por los ecuatorianos hace apenas un mes. En un referéndum de noviembre, la ciudadanía rechazó la posibilidad de autorizar bases militares extranjeras permanentes en su territorio. El gobierno de Noboa insiste en que este despliegue es limitado y no constituye una base, pero la imagen de aviones de EE.UU. en suelo ecuatoriano reabre un viejo debate sobre soberanía y seguridad.

El contexto: Ecuador en «conflicto armado interno»

La operación no es un hecho aislado. Ecuador vive una crisis de seguridad sin precedentes. En enero de 2024, Noboa declaró un «conflicto armado interno» contra las bandas criminales, a las que catalogó como organizaciones terroristas. La violencia, impulsada por el narcotráfico, ha convertido a puertos como el de Guayaquil y Manta en centros clave para la exportación de cocaína hacia Europa y Norteamérica.

Manta es, además, el punto continental más cercano al archipiélago de Galápagos, una zona no solo vital para la biodiversidad, sino también una ruta crítica para el tráfico de drogas, la pesca ilegal y el tráfico de personas.

La estrategia regional de Washington: ¿Un nuevo despliegue hemisférico?

El movimiento en Ecuador se enmarca en una estrategia más amplia de Estados Unidos para reforzar su presencia militar en América Latina. En los últimos meses, Washington ha cerrado o fortalecido acuerdos de cooperación en seguridad con Perú, Paraguay y Chile, entre otros. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha sido claro al señalar que «el problema más grave que tenemos en nuestro hemisferio son estas organizaciones terroristas transnacionales«.

Para analistas, el despliegue en Manta sirve a un doble propósito: apuntalar a un gobierno aliado en crisis y recuperar capacidad de inteligencia y disuasión en un corredor pacífico vital, en un momento de creciente influencia de actores extra-regionales como China y Rusia.

¿Usted qué opina?
El regreso de militares estadounidenses a Ecuador, aún de forma temporal, ¿es una ayuda necesaria para un país sitiado por el crimen o un paso riesgoso que compromete la soberanía? La tensión entre seguridad y autonomía está servida. Participe en los comentarios.

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