Una portera escolar fue asesinada en Villa Río Negro en un presunto femicidio
En la madrugada del jueves, Erica Cecilia Fernández fue hallada sin vida en su vivienda, mientras el hombre sospechoso de su asesinato yacía junto a ella con heridas autoinfligidas, en un caso que conmociona al barrio Resistencia y al sistema educativo chaqueño.
Un nuevo caso de violencia de género estremeció la madrugada de Resistencia. Erica Cecilia Fernández, una portera de 43 años de la Escuela Primaria 835, fue encontrada sin signos vitales en su vivienda del barrio Villa Río Negro. Junto a ella, un hombre de 41 años yacía con heridas que sugerían un intento de suicidio, configurando lo que la investigación inicial sospecha como un femicidio seguido de un intento de autoeliminación.
Los hechos se conocieron cuando agentes de la Comisaría Duodécima Metropolitana acudieron al domicilio tras una alerta. El hallazgo fue desgarrador: Fernández ya no presentaba signos de vida, mientras que el presunto agresor había intentado quitarse la vida y se encontraba con «trastorno del sensorio, herida cortante en la muñeca y escoriaciones múltiples».
Una vida al servicio de la comunidad educativa
Erica Cecilia Fernández no era solo un nombre más en una crónica policial. Durante años, había sido el rostro amable que recibía a los niños cada mañana en la Escuela Primaria 835, una institución pública del barrio. Su muerte violenta no solo deja un vacío en su familia, sino también en la comunidad educativa que la conocía como trabajadora comprometida.
«Cuando la violencia irrumpe de esta manera, se lleva a una persona que era parte del tejido social del barrio», comentó un vecino cercano a la escuela. «Era la señora que abría la puerta del colegio, que saludaba con nombre a los chicos. Su ausencia se va a sentir mucho más allá de su casa».
La investigación y la custodia del sospechoso
La fiscal Ana González de Pacce tomó a su cargo la causa. Inmediatamente dispuso que el cuerpo de Fernández fuera trasladado al Instituto Médico de Ciencias Forenses (IMCIF) para realizar la autopsia que determine la causa fehaciente del deceso, aunque las primeras sospechas apuntan claramente a un femicidio.
El hombre de 41 años, cuya identidad no fue revelada, quedó internado en la sala de Shock Room del Hospital Perrando bajo custodia policial. Un Sargento Primero permanece a su lado, ya que las investigaciones lo señalan como presunto responsable del crimen. Un dato que llamó la atención de las autoridades fue que no se encontraron antecedentes de denuncias previas por violencia de género en esta relación.
El patrón trágico: femicidio e intento de suicidio
Este caso se inscribe en un patrón trágicamente recurrente en los crímenes de género: el femicidio seguido del intento de suicidio del agresor. Este modus operandi no solo refleja la dimensión extrema de la violencia, sino que también complica el proceso de justicia, ya que el principal sospechoso queda en un estado de vulnerabilidad física y mental que requiere atención médica antes de cualquier indagatoria formal.
«Es un guion que vemos con demasiada frecuencia», explicó una integrante de una organización de derechos de la mujer. «La violencia culmina con la muerte de la mujer y luego el agresor, en muchos casos, intenta quitarse la vida. Esto habla de una dinámica de posesión extrema: ‘Si no eres mía, no serás de nadie, y luego yo tampoco seguiré’. Es la expresión última del control patriarcal».
La respuesta institucional y comunitaria
Mientras la justicia avanza con la investigación, la comunidad de Villa Río Negro y el ámbito educativo chaqueño comienzan a procesar el shock. La escuela donde trabajaba Fernández seguramente deberá implementar protocolos de contención para alumnos, familias y personal, ante la muerte violenta de un miembro de su comunidad.
Organizaciones feministas y de derechos humanos del Chaco probablemente se movilicen para exigir justicia y visibilizar otro caso de violencia machista que terminó en femicidio, especialmente en un contexto donde no existían denuncias previas, lo que señala la importancia de detectar señales tempranas y de que las redes de contención estén alertas.
Las preguntas sin respuesta
La investigación deberá responder preguntas cruciales:
- ¿Cuál era la relación exacta entre la víctima y el sospechoso?
- ¿Existían antecedentes de violencia no denunciados?
- ¿Qué desencadenó el episodio fatal en la madrugada del jueves?
- ¿El intento de suicidio fue una acción planeada o un acto de desesperación posterior al crimen?
Mientras tanto, en el Hospital Perrando, el presunto femicida lucha por su vida bajo custodia, y en la morgue forense, el cuerpo de Erica Cecilia Fernández espera la autopsia que oficialice lo que todos sospechan: que fue asesinada por ser mujer.
¿Cuántas Erica Fernández más tendremos que lamentar antes de que la prevención de la violencia de género deje de ser un discurso y se convierta en una política efectiva? Cada femicidio revela no solo la crueldad individual, sino el fracaso colectivo en proteger a las mujeres. ¿Cómo podemos, como sociedad, detectar a tiempo las relaciones que, aunque sin denuncias formales, están incubando una tragedia? La muerte de esta portera escolar exige más que consternación: exige respuestas y acciones transformadoras.
