Durísima homilía de García Cuerva en el Tedeum del 25 de Mayo: “Argentina sangra en la inequidad y la violencia”

Buenos Aires, 25 de mayo de 2025 – En una ceremonia cargada de simbolismo y tensión, el Tedeum del 25 de Mayo en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires fue escenario de un mensaje contundente del arzobispo Jorge García Cuerva, quien no escatimó críticas al señalar que “nuestro país sangra en la inequidad” y que “muchos hermanos tienen hambre de pan”. Con la presencia del presidente Javier Milei, la vicepresidenta Victoria Villarruel, el gabinete nacional y el jefe de gobierno porteño Jorge Macri, la homilía resonó como un llamado urgente a la unidad, la solidaridad y el fin de las descalificaciones, en un contexto de crecientes fracturas sociales y políticas. La jornada, sin embargo, estuvo marcada por gestos de frialdad: Milei evitó saludar a Macri, quien quedó con la mano extendida, y no cruzó palabras con Villarruel, reflejando las tensiones internas en el oficialismo. 🕊️🇦🇷
Un mensaje que sacude conciencias
El arzobispo García Cuerva, conocido por su compromiso con los más vulnerables, pronunció una homilía que combinó espiritualidad con una crítica profunda a la realidad argentina. “Venimos a pedirle a Dios que la Argentina se cure y viva”, afirmó, lamentando que “se está muriendo la fraternidad, la tolerancia, el respeto”. En un país donde la inflación acumulada del 45% en el primer cuatrimestre de 2025 y la pérdida de reservas internacionales, según reportes de El Destape, agravan la crisis económica, el prelado apuntó a la inequidad como una herida abierta: “Argentina sangra por la marginalidad, la exclusión, el narcotráfico, las inundaciones y la pobreza de los jubilados, que merecen una vida digna”.
El mensaje no esquivó las tensiones sociales alimentadas por la polarización y el odio en redes sociales. García Cuerva condenó a los “haters de Jesús” que “difaman, critican y justifican su desprecio” y deploró el “terrorismo de las redes” que normaliza la descalificación y la agresión. “No podemos construir una Nación desde la guerra entre nosotros. El que tengo al lado es un hermano, no un enemigo”, enfatizó, instando a los argentinos a “imaginarse el abrazo que nos debemos, incluso con quienes piensan distinto”.
Un llamado a la acción colectiva
El arzobispo no se limitó a señalar problemas, sino que propuso una hoja de ruta para la reconciliación. “Argentina no está muerta, está adormecida por la indiferencia y el individualismo”, afirmó, urgiendo a la sociedad a “ponerse de pie, no a los empujones en un ‘sálvese quien pueda’, sino con todos”. Criticó las “promesas incumplidas y estafas electorales” que han desalentado la participación ciudadana, reflejada en el aumento del ausentismo electoral (30% en las legislativas de 2023, según la Cámara Nacional Electoral). “Las nuevas generaciones merecen un país consolidado y reconciliado. No las defraudemos”, sentenció.
García Cuerva también abordó la desinformación y la insensibilidad, comparándolas con “pan duro” y “pan viejo” que alimentan la discordia. En su lugar, llamó a saciar el “hambre de solidaridad, fraternidad y esperanza” para transformar la realidad a través de la ternura y la responsabilidad social. “La situación actual no permite meros observadores. Es un firme llamado a la acción”, concluyó, interpelando a todos los sectores, desde el gobierno hasta la ciudadanía.
Tensiones políticas en la ceremonia
La homilía, que resonó en los medios como un “latigazo moral” según Página 12, se desarrolló en un ambiente de frialdad política. La decisión de Milei de no saludar a Jorge Macri, aliado clave de Mauricio Macri, y su distanciamiento con Villarruel, con quien mantiene una relación tensa desde la polémica por el DNU 70/2023, evidenciaron las fisuras en el oficialismo. Villarruel, que ingresó por separado y ocupó un lugar distante en la Catedral, no intercambió gestos con el presidente, un hecho que no pasó desapercibido en un país donde la unidad fue el eje del mensaje eclesiástico.
La presencia del gabinete, incluyendo al ministro de Economía Luis Caputo, cuya gestión enfrenta críticas por la caída del superávit comercial (de 6.208 a 1.265 millones de dólares en el primer cuatrimestre, según Abebe), añadió un trasfondo económico al evento. La Argentina de Milei, que en la AmCham Summit 2025 prometió un colapso del riesgo país, recibió un recordatorio de las prioridades sociales desde la Catedral, en línea con el mensaje de García Cuerva de poner rostros e historias detrás de las políticas públicas.
Contexto y resonancia
El Tedeum, una tradición que rememora el 25 de Mayo de 1810, se celebró en un contexto de desafíos nacionales y regionales. En el Chaco, donde las lluvias trasladaron el acto patrio a Basail y el Complejo Cultural Guido Miranda festejó su 28° aniversario con el Pericón Nacional, el mensaje de unidad de García Cuerva encuentra eco en iniciativas locales que promueven la cohesión, como la entrega de un cajero automático en Mesón de Fierro. A nivel global, el reciente intercambio de prisioneros entre Ucrania y Rusia, con 303 ucranianos liberados, refuerza la relevancia de la reconciliación en tiempos de conflicto.
Un llamado a despertar
La homilía de García Cuerva, calificada por Ámbito como un “llamado a la responsabilidad personal y social”, desafió al gobierno y a la sociedad a mirar más allá de la polarización y el individualismo. En un país donde los jubilados reclaman pensiones dignas, los adolescentes enfrentan el narcotráfico y las familias sufren inundaciones, el mensaje del arzobispo es un recordatorio de que la patria se construye con solidaridad y respeto. “Argentina, levántate, ponente de pie, vos podés”, exclamó, dejando una semilla de esperanza en un 25 de Mayo marcado por la reflexión y la urgencia de cambio.
¡Sumate a la construcción de una Argentina unida!
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