Escándalo en el Senado: Dietas Millonarias y el Silencio Ensordecedor del Kirchnerismo

BUENOS AIRES. Un nuevo capítulo en la polémica por los salarios legislativos sacude al Senado de la Nación. Tras la última actualización paritaria de los trabajadores del Congreso, que catapultó las dietas a la asombrosa cifra de más de $9,5 millones brutos mensuales , solo 35 de los 72 senadores presentaron formalmente su renuncia al incremento. La mayoría de ellos, una señal clara, provienen de bloques oficialistas no kirchneristas y del grupo de legisladores conocidos como “dialoguistas” .
La excepción, una vez más, la marcó el kirchnerismo . Su bancada mayoritaria, liderada por José Mayans, optó por una estrategia de evasivas o el silencio absoluto. Consultados por nuestra redacción, varios senadores de ese espacio se negaron a emitir una posición clara, en un contexto político cargado por el fallo condenatorio contra Cristina Fernández de Kirchner, que monopoliza el debate público. ¿Es una estrategia o una incomodidad ante la falta de justificación?
Un aumento «automático» que genera controversia
El detonante de este nuevo conflicto fue el ajuste automático de las dietas , un mecanismo activado por una cláusula votada en 2024. Esa decisión, aprobada a mano alzada y sin el menor debate, determinó que los sueldos de los senadores se actualizarían en línea con los aumentos de los empleados legislativos. Una medida que, lejos de pasar desapercibida, ha generado un esquema de «aumentos por goteo» que vuelve a poner en el ojo de la tormenta al Poder Legislativo.
Ante la inacción del cuerpo, fue la propia vicepresidenta Victoria Villarruel , titular del Senado, quien intervino. Firmó un decreto invitando a los legisladores a rechazar, total o parcialmente, el incremento salarial. Una jugada interpretada como un claro intento de desmarcarse políticamente de un aumento que ya había cosechado duras críticas del Gobierno y de una opinión pública cada vez más atenta a los «privilegios de la casta».
La respuesta fue, como era de esperar, dispar. Senadores como Maximiliano Abad (UCR), Luis Juez (PRO), Martín Lousteau (UCR) y varios integrantes de La Libertad Avanza , como Bartolomé Abdala o Ivanna Arrascaeta, se sumaron a la renuncia voluntaria. Otros, en cambio, optaron por el silencio cómplice o, directamente, evitaron presentar cualquier tipo de nota antes del plazo límite, que venció el viernes 13 de junio.
Desde el entorno de Villarruel, la satisfacción es evidente. La medida buscaba generar un gesto de austeridad , en un momento en que el Poder Ejecutivo martilla con un discurso de ajuste y denuncia sistemáticamente los privilegios del Congreso. «El que no quiso bajar el sueldo, quedó expuesto», deslizó un asesor parlamentario, dejando en clara la intencionalidad política detrás de la invitación.
Mientras tanto, el bloque kirchnerista se atrinchera en la excusa de que la agenda pública está concentrada en la condena firme a Cristina Kirchner y en las acciones judiciales que podrían derivar en su detención domiciliaria e inhabilitación perpetua para cargos públicos. Una justificación que, puertas adentro del Senado, genera un creciente malestar: tanto por la falta de una posición unificada como por la presión ciudadana ante cifras que, en tiempos de crisis, resultan difíciles de justificar .
Por ahora, el debate sobre las dietas vuelve a exhibir una fractura interna en el Congreso. Por un lado, aquellos que, con gestos o con acciones, buscan adaptarse a la demanda social de transparencia y austeridad. Por el otro, quienes prefieren mirar para otro lado mientras los sueldos siguen escalando, alimentando la desconfianza de una ciudadanía que exige coherencia y compromiso en tiempos de sacrificio.